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Los dos hermanos famosos
Desde muy chicos, Diego y Gabriel Milito supieron que su destino era ser futbolistas. Los dos comenzaron a jugar en Racing, pero cuando Diego estaba en Novena y Gabriel en Infantiles sus carreras se bifurcaron. A Gabriel lo dejaron libre, por lo que su padre Jorge lo llevó a Independiente, donde realizó todas las divisiones inferiores. Diego siguió siempre en el club del que es hincha.
A pesar de ser más joven, el primero en destacarse fue Gabriel. Desde su aparición en el Mundial Sub 17 de Egipto 1997, no tardó en llegar a la primera de Independiente ese mismo año. A partir de su juego, con apenas 22 años, Gabriel se convirtió en capitán de su equipo, fue convocado para la Selección Mayor y en varias ocasiones lo tentaron para emigrar a Europa. Tras estar parado nueves meses por una rotura de ligamentos, en este certamen retornó para pelear el campeonato con Independiente.
Más allá de que es catorce meses más grande, la explosión de Diego fue posterior. Con su hermano ya consolidado en Independiente, a Diego le costó más tiempo afirmarse en Racing. Recién el año pasado se ganó un puesto como titular y fue una de las piezas fundamentales en el equipo que obtuvo el torneo Apertura 2001, tras 35 años sin títulos. A partir de ese logro, su rendimiento futbolístico mejoró y en la actualidad está atravesando el mejor momento de su carrera.
Hace dos semanas, Gabriel y Diego aparecían como las dos principales figuras del clásico entre Racing e Independiente. Sin embargo, jugaron menos de veinte minutos, ya que Diego sufrió un desgarro y Gabriel resultó expulsado. En los vestuarios, la primera reflexión de Gabriel tuvo que ver con papá Jorge: “Tal vez si mi viejo sabía esto, ni siquiera venía a la cancha”.
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