Es almirante y además se define como católico. Aunque sorprenda, así es el perfil del secretario de Salud de la ciudad de México, el funcionario encargado de implementar la ley que despenalizó el aborto en el DF hasta la 12ª semana de gestación hace un año. “En materia científica no se debe involucrar a la religión. Las dobles morales no funcionan. El aborto ha existido desde siempre. Las mujeres lo han hecho toda la historia y lo van a seguir haciendo. Nuestra obligación es darles las mejores condiciones para que su decisión se haga de la mejor manera posible. Desde el punto de vista de la salud, estoy convencido de que la penalización aumenta la clandestinidad y la clandestinidad aumenta la mortalidad y la morbilidad de las mujeres. Esta ley no obliga a nadie. Cada quien hace lo que decide. Lo que la ley hace es darles la posibilidad a las mujeres de decidir por sí mismas”, dice Manuel Mondragón y Kalb, durante una entrevista con PáginaI12 en su despacho, a pocos minutos del Zócalo, el centro histórico del Distrito Federal.

Mondragón es médico e integra el gabinete del gobierno del Partido de la Revolución Democrática (PRD), alineado a la izquierda, que ganó las últimas elecciones en el DF. Y tiene pasión por la náutica y los autos de colección: varios modelos lujosos, en miniatura, relucen en una de las repisas. Cuatro de ellos, pero verdaderos, los tiene en el garaje de su casa, revela.

–¿Ha recibido presiones de grupos conservadores?–pregunta este diario.

–Sí, claro, hemos recibido presiones. Los hospitales también. Pero los grupos de presión son tan poco serios que la misma sociedad los tiene ubicados y hasta se mofa de ellos. Es una presión relativa.

–¿Y de la jerarquía católica?

–No, no se pueden meter con nosotros. Estamos cumpliendo con la ley.

Es calvo, tiene los ojos claros y no duda de la constitucionalidad de la ley, sobre la que se tiene que pronunciar la Suprema Corte de la Nación antes de fin de año. “Una marcha atrás pondría a la ciudad y al país en una posición de retroceso ante el mundo científico, el mundo de la salud, de las libertades y de la equidad. Sería muy grave”, afirma Mondragón.