Desde México D.F.

La paranoia terminó. Ya es raro encontrarse a alguien en la calle con un barbijo. Los besos y abrazos entre amigos y familiares son de nuevo la forma de reconocimiento y pertenencia más extendidos entre la población. Pareciera que el problema es ahora de otros, allá, lejos, en el resto del mundo, donde hay otros 8341 enfermos en 45 países. Porque en la Ciudad de México se ha vuelto casi a la normalidad.

Pese a que la Organización Mundial de la Salud reporta 4174 casos confirmados en México, las semifinales del torneo corto del fútbol mexicano se jugaron el pasado fin de semana con estadios llenos, en el Distrito Federal y en Hidalgo, luego de varias jornadas sin un solo espectador. Los cines presumen sus medidas higiénicas y los teatros se llenan con un público que había quedado ayuno desde que se decretó la emergencia sanitaria. Los grandes centros comerciales reviven con compradores dispuestos a aprovechar las ofertas con las que se pretende reactivar a una lastimadísima economía que, junto con los 80 muertos (cinco de ellos en el último fin de semana) en 14 estados por la influenza, es la víctima más visible.

Luego de que el gobierno capitalino pusiera en verde el semáforo epidemiológico este fin de semana, los restaurantes y comercios de la capital rebosan de clientes entre quienes el tema de la influenza queda desplazado por el terremoto de 5.7 grados en la escala de Richter que metió un buen susto el viernes pasado.

Las escuelas retoman el ritmo, aumentan los horarios de clase para recuperar el tiempo perdido e incluso desde ayer descartaron los filtros que durante toda la semana pasada habilitaron para impedir el ingreso de alumnos con síntomas de gripe.

En el resto del país es otra historia. El sábado pasado se registraron 41 nuevos casos de contagio en Jalisco, Michoacán y Chihuahua que se suman a los 4174 casos confirmados la víspera por la OMS, incluidos dos en el estado de Coahuila, con los que el virus se extendió a todo el territorio nacional.

A lo mejor en la capital del país se peca de optimistas: el 37 por ciento de los casos a nivel nacional se registró entre el 1º y el 11 de mayo, según la Secretaría de Salud, que mantiene la contingencia sanitaria en México. Entre abril y mayo, el Instituto Mexicano del Seguro Social atendió diariamente en promedio a 1300 personas con síntomas de neumonía o influenza.

Las muertes en el país representan 1,9 por ciento del total de casos confirmados. De las 80 víctimas, 45 eran mujeres, y de éstas, la mitad eran amas de casa. Además, 62 personas fallecidas tenían entre 20 y 54 años de edad.

Lo que no registran las estadísticas del sector salud es el contagio de la influenza en las campañas electorales. La incapacidad del gobierno de Felipe Calderón para enfrentar la crisis sanitaria y los graves efectos económicos que provocó son materia para virulentos ataques del PRI, que pretende recuperar el control del Congreso en las elecciones del próximo 5 de julio.

Luego de la recomendación para evitar actos proselitistas multitudinarios, los partidos se volcaron a Internet, donde los tres principales contendientes cruzan agravios en YouTube.

Hasta el Instituto Politécnico Nacional, responsable de elaborar la tinta indeleble con la que se marca un dedo de cada ciudadano que haya votado, debió aclarar que ese material no transmite la influenza A H1N1. De hecho, sostiene que la tinta presentó amplia toxicidad para los virus y que el pigmentador puede inactivarlos.

El IPN recién entregó al Instituto Federal Electoral 290.478 plumones de tinta indeleble, que serán utilizados en las elecciones. Esta tinta fue utilizada también en procesos electorales en República Dominicana, Nicaragua, El Salvador y Honduras.