Sáb 23.11.2002

SOCIEDAD • SUBNOTA  › OPINION

Infanticidio

Por Alicia Castro

Rodolfo Walsh dijo que en la política económica de la dictadura militar debía buscarse no sólo la explicación de sus crímenes, sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada. El genocidio y terrorismo de Estado produjeron la generación de los desaparecidos. El terrorismo económico neoliberal produce la primera generación de víctimas directas: los niños de Tucumán, de Misiones, de Formosa y el Chaco y los niños que seguramente aparecerán desnutridos hasta la muerte en todas las provincias de esta tierra rica. Son los primeros de una nueva generación de desaparecidos argentinos. Tucumán, por ejemplo, es una provincia rica, una de las primeras exportadoras del mundo de limones y de azúcar. Sin embargo, los niños mueren de hambre. Esto sucede en los países donde no hay semilla, donde no hay agua ni divisas para importar alimentos; también ocurre en la Argentina, que produce alimentos para 300 millones de personas, pero es el país con la peor distribución de la riqueza. ¿Podían ignorar las autoridades nacionales y provinciales lo que sucedía en Tucumán sólo a diez cuadras de la Casa de Gobierno? ¿Podía ignorar el gobierno de Misiones los inexorables resultados que tendría su política económica, la consecuencia de dejar a la yerba y el té sin precios mínimos? Según acaba de informar el ministro de Salud Pública de esa provincia, este año murieron 49 chicos a causa de la desnutrición. En la localidad de Guaraní, el 90 por ciento de los niños es indigente. Hace diez años Guaraní era una ciudad próspera, funcionaban 54 secaderos de yerba mate y en el pueblo no había desocupados. La yerba mate no ha perdido su valor ni ha dejado de consumirse, pero los beneficios se concentran entre los que monopolizan la comercialización y fijan precios de hambre para los productores. Desde todos los ámbitos hemos advertido las inevitables consecuencias que traerían el desempleo y la exclusión social. Pese a las advertencias, las autoridades han dejado llegar los hechos a estas consecuencias, omitiendo las acciones y deberes que les competen. Se pretende ahora ocultar a los culpables de este infanticidio. El 28 de agosto, durante la sesión informativa del jefe de Gabinete en el Congreso, le pregunté “¿cuál es el plan del Poder Ejecutivo para solucionar el hambre en la Argentina?”. Me contestó textualmente: “Creo que las pruebas están a la vista. Esta fenomenal red de contención social que tenemos ha sido considerada por todos los organismos internacionales como la más poderosa del mundo”.
El genocidio de ayer es el infanticidio de hoy.

* Diputada nacional del Frente para el Cambio.

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