Desde la Agencia Gubernamental de Control porteña reconocen que detrás de muchos locales que ellos habilitan como “whiskerías”, “locales nocturnos” y “bares” hay mafias dedicadas a la oferta de prostitución. “La Agencia controla lo relativo a la seguridad del local, si está habilitado o no, si hay fallas en la higiene, pero no tiene poder de policía. En todo caso es una contravención y es un tema de la policía”, explicó a este diario un funcionario del organismo porteño.

Sin embargo, desde la Agencia aseguran que denunciaron más de 20 prostíbulos a la policía durante 2009 y que muchos de ellos cerraron. “De todas formas es un tema complicado que excede a nuestros controles”, concluyó la fuente consultada. Por su lado, Gustavo Vera, de la Cooperativa La Alameda, una de las organizaciones que el mes pasado organizó una marcha para reclamar el cierre de estos lugares, aseguró que el problema es que, por más que se denuncien o clausuren, “muchísimos controladores de Faltas hacen la vista gorda y permiten que los prostíbulos reabran sus puertas”.

En diciembre, La Alameda junto a integrantes de 200 organizaciones marcharon en la Capital Federal para que los fiscales cumplan con una resolución del procurador general de la Nación, Esteban Ri-ghi, quien pidió que cierren aquellos locales donde se investigan casos de trata de mujeres. Según esas organizaciones, los prostíbulos que funcionan en la ciudad suman alrededor de 600.

En el foro de Escort, donde los usuarios fueron contando sus experiencias, se armó una especie de listado de whiskerías que tienen tarjeteros en la calle y que suelen estafar a sus concurrentes. La mayoría queda en el microcentro, en el radio delimitado por las avenidas Corrientes, y Santa Fe, y desde Carlos Pellegrini hasta el Bajo.