El astrofísico Matías Zaldarriaga aseguró que “el universo se rige por leyes sencillas”, como las de la física. Especializado en astrofísica de partículas, el origen del universo y en servirse de la cosmología como herramienta para estudiar la física fundamental, tal vez esa afirmación fuera cierta para él. Zaldarriaga, por otra parte, es reconocido como uno de los más destacados científicos en su campo, de manera que no podía sorprender que para él el universo resultara tan sencillo de comprender. Y sin embargo se aventuró en explicar a un auditorio lleno de profanos cuál es el presente y cuál el futuro de la investigación astrofísica.

“Sabemos que el universo es viejísimo”, señaló, al mencionar que si es posible datarlo, dar su edad, se entiende que “no estuvo siempre, al menos empezó”. Esa fue la revolución científica que la cosmología, “en los ’30, ’40, ’50, ’60, su época dorada” llevó adelante al construir la teoría en torno del Big Bang. “¿Y ahora? Sabemos que luego del Big Bang” hubo una inmensa liberación de calor, que el universo se expandió, que esa expansión continúa. Actualmente, el acelerador de partículas que fue noticia hace pocos días, y del que se habla como “la máquina de Dios”, reprodujo el instante inicial, por lo que “va a permitir entender mejor el proceso”, pero “de los principios del universo seguimos sin saber las leyes que se aplican. Esa es una etapa diferente de la cosmología”.

Se trata, precisamente, de la teoría en desarrollo actualmente: “La idea del universo inflacionario”, puntualizó Zaldarriaga, mientras a sus espaldas la pantalla proyectaba montones de billetes de australes. “Es el chiste de mi charla –indicó Zaldarriaga, casi exultante–, se pueden reír”; el auditorio, sin demoras, rió. Zaldarriaga continuó: “Cuando se trata del Universo, no resulta sencillo medir, establecer, comprobar hipótesis. Le pasó al propio Einstein, cuando la teoría del Big Bang le desbarata sus propios postulados y él no se animaba a descartarlos por completo”.

“Estamos mal acostumbrados. Durante años escuchamos sobre experimentos increíbles”, reparó Zaldarriaga, antes de compartir la sensación que lo invadió cuando, hace no mucho, “un colega me llamó a su oficina, cerró la puerta, y me leyó el paper de un experimento. Se me puso la piel de gallina. Algunos de los cálculos que usaban para plantear la teoría eran míos”, y no se había equivocado.

En los próximos diez, veinte años, vaticinó, también se pensará, y mucho, sobre otra teoría abrumadoramente revolucionaria: “Que el universo forma parte del multiverso”, vale decir, que integra, como otros universos similares y de transcurrir simultáneo, algo hasta ahora impensable. “Claro, siempre hay preguntas cuyas respuestas no sabemos, pero son las reglas del juego. Está bien que dejemos preguntas para las futuras generaciones.”