Sáb 04.01.2003

SOCIEDAD • SUBNOTA

Opinión desde la bioética

“Este es sin duda un conflicto de intereses propio de la condición posmoderna de la sociedad de hoy en la que el individualismo, el narcisismo y el interés económico son los valores prevalecientes. Apoyada en el deseo de apropiación del cuerpo que recorre al sujeto actual, propio del narcisismo, se construye la medicina del consumo y, cuando hay conflicto de intereses, está claro que la salud peligra. No es malo que los laboratorios ganen dinero con la venta de una droga que viene a reparar un daño, pero sí es peligroso que el fomento del consumo de medicamentos tenga como único freno o incentivo el beneficio que esto le trae a una empresa y que esta explotación económica de la medicina escape al control de quienes deberían regularlo. La tradicional función terapéutica de la medicina hoy se complementa con la idea de salud como bienestar, con una medicina del deseo que apunta a mejorar la calidad de vida. Esto está bien porque existen las herramientas biotecnológicas que hacen posible la optimización del rendimiento fisiológico. Pero el problema es que la medicalización de la vida auspiciada por el mercado tiene como contrapartida la posibilidad del abuso y de la explotación económica de esta medicina del deseo. Por eso, la regulación, el control, la gestión científica y fundamentalmente la educación son la mejor manera de impedir el abuso.”
José Alberto Mainetti. Director del Instituto de Bioética y Humanidades Médicas de la fundación Mainetti.

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