SOCIEDAD
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La relación con el afuera
› Por Alejandra Dandan
Hay una hipótesis que parece consolidarse con el desarrollo de las empresas recuperadas: la modificación del rol social de las fábricas. Hasta ahora el desarrollo de una empresa estaba basado fundamentalmente en su estructura interna. Con las fábricas tomadas esto se trasforma. Como si se tratara de una marca de origen, el crecimiento de las nuevas empresas está condicionado por dos factores: uno es endógeno, pero el otro depende del grado de articulación con el mundo externo, con otros actores sociales, con otras cooperativas y con el Estado, una de las variables indispensables.
Para analizar las proyecciones del nuevo modelo de gestión obrera, los investigadores consultados por este diario evalúan dos aspectos: el rol que jugará el Estado en el futuro frente a estas nuevas experiencias y el que tendrán los legisladores. En la mayor parte de los casos, los obreros aún no tienen una situación legal definida. Han logrado expropiaciones de tipo transitorias que no superan los dos años. En el camino, tampoco recibieron subsidios importantes del Estado ni créditos de las entidades bancarias o financieras. En ese contexto, los obreros están convencidos de que un cambio en el frente político puede alterar su situación de fuerza frente a quienes se oponen a las modalidades de recuperación de fábricas. “Un fallo de inconstitucionalidad de la Corte Suprema, por ejemplo, puede poner en crisis el proceso y los modelos de gestión que vienen dándose”, indica Gabriel Fajn, uno de los sociólogos consultados.
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