El fiscal Diego Molina Pico ordenó llevar por la fuerza pública ante su tribunal a un hombre que, hace dos semanas, le confesó por vía telefónica que era el asesino de María Marta García Belsunce y que había cometido el crimen por encargo, instigado por algunos familiares de la víctima. El testimonio del presunto homicida arrepentido quedó registrado en un video grabado por un canal de televisión que nunca fue difundido, pero está en poder del fiscal. La autodenuncia fue tomada con pinzas por algunos investigadores, y con escepticismo por otros: las características del caso no se compadecen con un crimen por encargo. De todas formas, el fiscal quiere escuchar su versión de lo ocurrido.
Confesión o fábula, el testimonio fue incorporado a la causa. Su autor es Gustavo Alberto Castro, un hombre con antecedentes por delitos contra la propiedad, domiciliado en la provincia de Jujuy. El relato de Castro fue mantenido en secreto por el fiscal Molina Pico, pero ayer se filtró a la prensa. Según trascendió, el nuevo elemento se sumó a la causa días atrás, cuando un productor de un canal de televisión se presentó ante el fiscal Molina Pico para presentarle el testimonio grabado.
Sin embargo, el abogado de Castro, Bruno José Aguilar, dijo a Página/12 que fue él quien presentó a su cliente ante el fiscal Molina Pico, después de contactarlo por vía telefónica. “Castro me vino a ver para que lo asistiera legalmente, me dijo que había tenido cierta participación en el hecho, que quería entregarse al fiscal y me pidió que me ocupara de que se cumplan sus derechos y garantías”, relató el abogado, desde su despacho en San Salvador de Jujuy.
Aguilar viajó hasta La Plata para llevarle el caso al procurador general de la Suprema Corte, Eduardo de la Cruz, y luego se entrevistó con Molina Pico. “Cuando mi cliente me llamó al celular, yo lo contacté con el fiscal y él le pudo dar a conocer su versión. Molina Pico le dijo que le brindaba todas las garantías del caso”, explicó Aguilar.
Como Castro no se presentó, el fiscal ordenó a la policía el “comparendo compulsivo del presunto asesino a sueldo, quien dijo vivir en el barrio Mariano Moreno de San Salvador de Jujuy.
Su testimonio no mereció demasiado crédito por parte del canal que lo registró –dado que no lo dio a conocer– ni de los investigadores, que identifican algunos puntos oscuros en la declaración:
- Si se trata de un asesino a sueldo, no se hubiera arriesgado a ingresar al country, dotado de medidas de seguridad estrictas. Hubiera sido más fácil atacarla afuera.
- Además, si el encargo viniera de la familia, ¿para qué matarla en la propia casa?
- El arma no es del tipo que utiliza un killer.
- La cantidad de balazos no se compadece con un crimen por encargo sino con ataque violento.