Diego tiene 43 años. Comenzó el tratamiento hace un año y dos meses. “Yo llegué mal –reconoce– y, a diferencia de los chicos más chicos, yo llegué porque quise venir, no me trajo nadie. Con los adultos pasa generalmente eso. Yo llegué porque ya no podía con mi vida.” Su nivel de consumo era “mucho”. Se debatía en una especie de Triángulo de las Bermudas: “Cocaína, marihuana y alcohol”. Su problema se acrecentó con el divorcio. Diego estaba casado y es padre de una nena de cuatro años. “Mi consumo se incrementó cuando me divorcié, me puse peor todavía. Llegué mal, muy mal”, insiste. Se nota que le cuesta hablar de ese momento de su vida. Ahora está mucho mejor y se siente acompañado por su familia y hasta ha mejorado su relación con su ex esposa, aunque siguen separados.

“Ahora me siento bien, siento que recuperé la dignidad, que recuperé a mi familia, que tengo una buena relación con todos en realidad. Me han ayudado mucho mis padres, mis hermanos, nosotros somos cuatro, mis cuñadas, mis primos, mis amigos.” Le dedica un párrafo especial a su hija: “Con ella siempre tuve una buena relación. Claro que ahora me siento mejor y en consecuencia, la relación está cada vez mejor, pero con ella nunca estuvo mal. Ella es muy chiquita y yo, siempre, aunque estuviera consumiendo, tenía con ella una buena relación. Ahora, como estoy mejor, la disfruto más, con mejor paladar, la puedo educar mejor, tengo más para darle, tengo menos objeciones de parte de la madre. Todo es mucho mejor”.

“El tratamiento me ayudó mucho a mejorar la relación que tenía con mi ex esposa. También me ayudó mucho a controlar los enojos, a controlar los impulsos, a controlar el maltrato.” Dice que el tratamiento es “muy duro” y que muchas veces pensó, y piensa, en dejarlo antes de que le dieran el alta. “Yo tengo un negocio al público que lo tengo que atender y cuando en algunos momentos uno tambalea, se la agarra con el tratamiento. Pero lo hablé en el grupo y son momentos que hay que pasar. A todos nos pasa lo mismo, al sentirnos mejor, muchas veces nos olvidamos en el estado en que estábamos cuando llegamos acá.”