Jue 23.02.2012

SOCIEDAD • SUBNOTA  › TESTIGOS Y SOBREVIVIENTES

“Corrí y grité”

- Bárbara llegó a la Morgue en busca de su amiga, Florencia Espíndola, que permanecía desaparecida. Contó el color de pelo de su amiga, su estatura, qué vestía al momento en el que salió de su casa, en la mañana, para tomar el tren Sarmiento hacia el trabajo. “Buscamos por todos los hospitales, los recorrimos todos. La Morgue es nuestra última instancia, pero tampoco saben nada. No tenemos novedades. Sabemos que iba arriba del tren que chocó y que Florencia siempre viaja en el primer vagón. Pero su celular llama, llama y no atiende nadie.”

- “Nos pidieron que trajéramos una foto de ella y la trajimos –comentó a los medios una joven que buscaba a la mamá de una amiga–. Se llama Graciela Díaz, pero no figura en ninguna de las listas de heridos. Su familia está recorriendo hospitales y yo me vine a la Morgue. Me dijeron que debo esperar una horita, más o menos.”

- Rosa, una pasajera: “El tren frenó en Caballito bien, yo no sentí nada raro. Por eso no entiendo la secuencia, no entiendo qué pasó... No se escuchó nada extraño, ningún ruido raro... Pero es que el tren venía tan lleno. Era rápido, pero igual paró en todas las estaciones, no entiendo por qué... Yo venía parada y cuando chocó me caí. Mi hijo me llamó enseguida, pero no le pude contestar porque estaba caída... Nunca vi tanta cosa tremenda”.

- Desde la puerta del Hospital Durand: “Cuando volé perdí a mi cuñado, pero después lo encontré afuera.... Cuando el tren chocó yo me caí y salí despedido... El primer vagón estaba terrible, el motorman estaba todo encerrado entre los fierros, pero una persona de TBA se acercó a ayudarlo y vi que el pibe movía la mano, así que estaba bien, se ve... Y la gente desde afuera se amontonaba, sacaba fotos... A mí me trajeron al hospital, me sacaron placas y me dijeron que estaba bien... Siempre viajo en el primer vagón del Sarmiento, siempre con mi cuñado. Esta mañana nos corrimos porque... no sé por qué”.

- La mamá de Pablo Gabriel Ledesma no para de llorar en la vereda de la Morgue: “No llegó nunca al trabajo. No se comunicó con nadie. No contesta el celular. Y nos dijeron que hay que esperar, que hay que esperar. Lo buscamos por los hospitales, pero no estaba. En el Ramos Mejía nos hablaron de un Ledesma, Pablo, pero se llamaba Ramón de segundo nombre. No es mi Pablo. Mi Pablo se llama Gabriel”.

- “Estábamos todos a orillas de las vías. Como siempre que está llegando un tren. Y de repente vi que el tren venía demasiado rápido y grité ¡el tren no para!, y me corrí para atrás. Corrí y grité, pero la gente no me hizo caso, me dijeron loco. Y ahí chocó. Por el golpe muchos de los vidrios de los vagones explotaron. La mitad de las personas que viajaba en el primer vagón salieron como despedidas, pero muchas otras quedaron apretadas. Algunas salieron por los vidrios rotos, los ayudé a algunos. Saqué a dos mujeres, pero muchos otros estaban trabados con los fierros o las otras personas adentro. El tren venía muy lleno... Vi gente fallecida, dos hombres y dos mujeres... El zapatito de un nenito. Vi que rescataron a otro que no respiraba y le hicieron reanimación a un costado. Se ve que tuvieron éxito ya que se lo llevaron con oxígeno en una ambulancia.”

- “Pensé que me moría. ¿Viste cómo se iba destruyendo el tren con el choque? Por suerte nunca me caí, porque si me caía seguro me moría. Vi a muchas personas en el piso del tren cuando salté para salir, todos sangrados. Viajaba en el primer vagón. Lo primero que pensé es que el chofer se había quedado dormido.”

Nota madre

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