Jueves, 21 de junio de 2012 | Hoy
SOCIEDAD › OPINIóN
Por Eduardo de la Serna *
Los medios de comunicación resaltaron y destacaron la supuesta gravedad de unas fotos que comprometerían al obispo Fernando María Bargalló a raíz de unas tomas en las que se lo ve en una playa con una mujer.
Para empezar, convengamos que si esas fotos fueran tomadas a Juan de los Palotes, nadie diría nada. El problema en este caso es que se trata de un religioso. Se supone que estas fotos indicarían que violó su promesa de celibato (algunos medios hablaron de “votos” y los presbíteros no hacen “votos” ni de celibato, ni tampoco de pobreza, como acotan otros). Obvio que esas fotos, que no muestran nada y hasta podrían haber sido sacadas por el marido de la mujer sin que nada resultara extraño, pueden tener “lecturas”. Lecturas que las fotos permiten, pero que a su vez son construcciones de la mente del lector. ¿Qué se pretende? ¿Que un religioso ande solo por la vida porque las lecturas podrían ser enfermizas? No me parece normal ni sano que uno ande aislado del mundo. Tengo amigos y amigas. Y con mis amigos y amigas voy a diferentes lugares, como a un restaurante, un cine y, si tengo ocasión, también a la playa. ¿Cuál sería el problema? ¿Cuál sería el escándalo? No me interesan las conclusiones que pobres y pequeñas mentes puedan sacar, me refiero al supuesto “escándalo”. ¿Cuál sería? ¿Durmieron en la misma pieza (lo que tampoco sería prueba de nada, aunque se preste a sospechas más precisas)? ¿Se están besando? ¿Puedo abrazar a un amigo y no a una amiga? ¿Por qué lo segundo sería indicio de que estoy “violando la ley del celibato” y no lo sería lo primero?
No descartaría, por otro lado, que haya vendetta de los sectores políticos de Merlo, de conocida in-transparencia, lo que –por cierto– no justificaría nada, si hubiera algo concreto. Pero para conocer lo concreto, sería importante una película, y no sólo fotos. ¿No puede estar toda la familia de la mujer en la playa? Pregunto: si yo fuera el marido de la mujer y conozco la amistad de ambos, ¿no sacaría yo también esas fotos?
En lo personal, me parece que la preocupación por las fotos, que intervenga la Conferencia Episcopal y la Nunciatura, me parece casi más escandaloso que las fotos en sí mismas.
Es lamentable que el tema del celibato se preste a la sensación de que uno, por vivirlo, debe estar aislado de los afectos, las amistades y las relaciones interpersonales. De eso no se trata el celibato. Sí creo que la Iglesia se debe un importante, serio y profundo debate sobre el mismo, pero de ninguna manera pienso que el tema esté en cuestión a raíz de las fotos.
En lo personal, me escandalizaría más si el obispo –o un cura– fue de viaje al Caribe, estuvo en un hotel cinco estrellas y tuvo una vida de lujo, pero tampoco es el tema en este caso. Creo que a un obispo –o a un cura– se lo debería evaluar por su tarea pastoral, el desempeño en su misión, no por un supuesto escándalo que –en este caso, por lo que se conoce– no parece provenir de hechos concretos sino de mentes afiebradas.
* Coordinador del Movimiento de Sacerdotes en Opción por los Pobres.
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