Lunes, 8 de octubre de 2012 | Hoy
SOCIEDAD › PARTICIPANTES DE PARAGUAY
Por Luciana Peker
Desde Posadas
El XXVII Encuentro de Mujeres se realiza en Posadas a pasos de la ciudad paraguaya de Encarnación. Algunos turistas aprovechan la cercanía para ir a comprar toallas o sábanas. Pero muchas mujeres vinieron a encontrarse con la Argentina para fortalecer las alianzas contra la trata de mujeres en la triple frontera y, además, para denunciar la situación que viven a partir de la destitución del ex presidente Fernando Lugo el 22 de junio pasado.
“Después del golpe estamos mal, pero otros países son aliados para seguir sobreviviendo. Ahora hay persecución de las cabezas visibles de las organizaciones sociales”, denunció en un panel de feministas latinoamericanas, realizado en la Plaza San Martín, Ana Resquin, de la Coordinadora de Mujeres Rurales e Indígenas de Paraguay (Condamuri). La política saca a las mujeres de las cocinas, pero también habla por sus vidas cotidianas y ellas denuncian que ni la sopa paraguaya ni el chipá serán los mismos por efecto de los agrotóxicos.
El calor agobiante la obligó a abanicarse para sentarse a hablar con Página/12 en medio de una feria artesanal, botellas de agua y muchas mujeres escuchando una realidad que está del otro lado de la frontera. “La destitución de Lugo la tomamos como un golpe político del capitalismo acompañado por Monsanto y los socios del narcotráfico. A nosotras nos afectó bastante. Quedamos psicológicamente muy mal. Además la ayuda social que nos daban ahora se nos niega. Antes teníamos proyectos y Lugo nos ayudaba en nuestras movilizaciones, pero ahora no”, relata.
Mientras que, a nivel personal, apuesta a la posibilidad de una presidenta en Paraguay y alienta la candidatura de Lilian Soto (ex ministra a cargo de la Secretaría de la Función Pública) y Magui Balvuena –de la plataforma de mujeres– como dupla para las elecciones de abril del 2013. “Esta es mi postura política porque creo que necesitamos una mujer en la presidencia para poder cambiar”, enfatizó Resquin.
Otra de las integrantes del panel, impulsado por Pañuelos en Rebeldía y transmitido por la radio de la Red Nosotras en el Mundo, fue Adela Cubilla, de la Casa de la Mujer Kuñaroga. En su organización cuentan con una radio comunitaria, un proyecto joven sobre derechos sexuales y el proyecto Kuña Pyapy (Mujeres Capaces). Ella habla castellano y guaraní y, más allá de defender la doble lengua, también la usa para sentirse en confianza, como en su casa. Un lugar que también pretende más democrático y por eso usa una remera verde y turquesa con el lema “poder compartido = poder duplicado”. A eso apuesta desde la organización feminista y la radio comunitaria en la que trabaja del otro lado del puente San Roque-González que une Encarnación con Posadas.
En su mano, tiene una mariposa. Pero ella quiere hablar de las mujeres que se van de Paraguay y no pueden volver o ya no son las mismas. “Es muy fuerte. Son muchísimas las paraguayas que se las capta en los barrios. Por ejemplo, una vecina les dice que van a tener mejores condiciones de vida y les promete muchas cosas. Pasan caminando, en canoa o en moto la frontera y van a burdeles de Argentina. Les sacan el documento y tienen que acostarse sí o sí con los clientes por un plato de comida. Es la misma cosa con las menores y las adultas. Y si vienen inspecciones se las pone en un sótano.”
La trata de personas y la explotación sexual de mujeres paraguayas a las que se las invita a venir como niñeras o personal doméstico y después se las obliga a trabajar en redes de prostitución es una realidad dura sobre la que ya se están tomando medidas. Sin embargo, Cubilla considera que hay que redoblar los esfuerzos. “Esto no se soluciona con folletos ni políticas light”, sentencia. Y define: “Somos hormigas que picamos a los que dicen proteger y no protegen en nada”.
Una de las formas de combatir el engaño o la sumisión es trabajar en los barrios por el empoderamiento de las mujeres. “Impulsamos la posibilidad de que sean candidatas porque siempre se las usa en el barrio para ser operadoras políticas, pero de los hombres...”. Y lo más grave es la situación que viven a partir de la destitución de Fernando Lugo y la asunción del ex vicepresidente Federico Franco. “Fue un golpe de Estado de diputados y senadores. No estamos viviendo en una democracia real porque ahora no podemos manifestarnos. Después de sacar a Lugo se aprobó el maíz y la soja transgénica.”
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