Hace sólo tres semanas, daba una entrevista a un medio de la capital tucumana para reafirmar su rol como dirigente deportivo: estaba dispuesto a volver al Club Atlético San Martín de Tucumán cuando llegaran las elecciones. Alto, rotundo, tan voluminoso que debe el apodo La Chancha a su peso, Rubén Ale es hermano de Angel “El Mono” y ex esposo de María Jesús Rivero. Con Rivero, además de la vida, compartieron emprendimientos: cuando él presidió el Club San Martín, ella fue su vicepresidenta; cuando él fue dueño de la remisería 5 Estrellas –a cuyos choferes la gobernación de Julio Miranda designó “veedores” de la ciudad–, ella manejaba el día a día de la empresa. Ale tenía el poder, “ella era el cerebro” de sus operaciones, reconstruyó el abogado D’Antona. De allí que la querella haya insistido en pedir que fuera procesado en la reapertura de la investigación. En febrero último, en los primeros días del debate oral, la imputada Daniela Milhein declaró que Ale la obligó a prostituirse. “No fui su mujer, él me hacía trabajar”, explicó. El padre de uno de los hijos de Milhein es Ale.

Está libre. Nunca fue citado, investigado ni comprometido judicialmente en la causa. Hasta hace poco, sí estaba bajo arresto domiciliario por un episodio del año pasado: se lo acusó de liderar una banda armada que se hizo de medio millón de pesos en granos de soja y, luego, los vendió en el mercado negro. Ahora goza de libertad.