SOCIEDAD • SUBNOTA
› Por Pedro Lipcovich
“Tengo que recibir una inyección de inmunogammaglobulina cada tres meses, por un síndrome postpoliomielítico que afecta el sistema nervioso y me produce dolores. Recibí la última inyección en septiembre del año pasado, la siguiente tendría que haber sido en diciembre, pero no me entregan la medicación. Los dolores ya son insoportables y mi neurólogo empezó a recetarme opiáceos, que no querría consumir porque son adictivos”, contó a este diario Silvia Funes, afiliada de IOMA.
“Estoy embarazada y, como sufro de trombofilia, debo inyectarme heparina cada 12 horas; de otro modo, se afectaría el desarrollo del bebé. Pero IOMA dejó de entregar heparina el 8 de febrero y recién el 12 de marzo, después de un recurso que presenté con una abogada, me la entregaron. Mientras tanto, tuve que conseguir el dinero para comprar el medicamento, que me costó 2336 pesos”, contó Anabela Díaz, afiliada de la misma obra social.
“Tengo VIH. Tuve que interrumpir mi tratamiento durante 25 días, desde el 18 de febrero hasta el 14 de marzo, porque IOMA no entregaba los medicamentos. Mi médico no sabe si la interrupción generó resistencia del virus, ya que esto sólo puede saberse dentro de tres a seis meses”, contó Raúl Gaido. Varios cientos de afiliados de IOMA se han nucleado en los grupos de Facebook IOMA afiliados y IOMA me enferma.
“Mi hermano Joaquín, de 19 años, tiene linfoma de Hodgkin. En el Hospital Regional de Mar del Plata, donde está internado, nos comunicaron que no le podrán dar más remedios, ya se hicieron cargo de dos quimioterapias y no seguirán el tratamiento porque dicen que la medicación debe proveerla la provincia y no el hospital”, contó Mailen Calendino.
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