“Nos fascina el corte europeo que tienen las prendas aquí. No podemos parar de comprar”, explica Víctor, desde la comodidad de su sillón. Lleva pocos días en la Argentina y, sin embargo, ya habla como todo un experto en el tema: “Buenos Aires es la nueva moda para pasear”.
Víctor tiene cerca de 40 años y es peruano, pero desde hace varios años vive en Miami trabajando en la exclusiva cadena de hoteles Marriott. Allí, dice, todo el mundo dentro de la comunidad gay está hablando de Buenos Aires. “El boca a boca es muy fuerte. Además, está lleno de argentinos nostálgicos que no paran de decirnos lo lindo que es su país”, añade. Así, apenas tuvo una oportunidad, voló junto con James y Wilson, un joven brasileño, a estas tierras a ver si era verdad lo que le decían sus amigos en La Florida. “Primero íbamos a ir a Marruecos o a España, pero con el tema de la Guerra de Irak preferimos buscar un lugar más tranquilo. Entonces vinimos para aquí, que es como la París de Sudamérica para comprobar todo eso que se comenta. Y la verdad la estamos pasando superbien”, cuenta Víctor mientras hojea la revista Imperio para interiorizarse de la vida de la comunidad gay. “Hay boliches aquí como Palacio Buenos Aires que no tienen nada que envidiarles a los que hay en Europa”, agrega.
En menos de una semana la actividad del trío fue incesante. Volaron en el día a las cataratas del Iguazú, fueron al Teatro Colón a escuchar a la sinfónica Giuseppe Verdi de Milán y pasearon por San Telmo y La Boca, aunque eligieron un momento complicado para visitar Caminito. “Justo fuimos el domingo cuando jugaban Boca-River. Eso era un mundo de gente y los policías nos decían: ‘Muchachos, no se alejen mucho porque la van a pasar mal”, recuerda James, quien aún, al momento de la entrevista, no se había repuesto del todo de la impresión que le produjo pasar en el interior de un frágil taxi por entre medio de miles de hinchas que salían de La Bombonera.