Pide usar nombre de fantasía, menos por su conocimiento de Tinder que porque, en breve, él y algunos socios lanzarán una aplicación por el estilo pero en versión local y prefiere resguardarse. A esa aplicación inminente la empezaron a pensar mucho antes de que se desatara este furor, dice Horacio, de 40 y algo. ¿Por qué? Porque el mercado es amplio y, aunque proliferan sitios y apps de citas gratuitos y pagos, todavía queda mucho por hacer.

“En general son aplicaciones simples y fáciles, pero están limitadas en veracidad. Perfiles truchos de Facebook hay millones, y la información que Tinder te da del usuario es escasa. No sabés con quién te estás relacionando, si es menor, si es mayor, porque vos podés indicar rango de edad pero a veces pasa. A mí me pasó. De todos modos es divertido, creo que enganchó por eso. Es más un juego. si querés buscar una relación seria, no es el lugar. Es más un touch and go que para entablar una relación. Picó, entró. No picó, a otra cosa. Bien de verano”, comenta Horacio.

–¿Por qué tanta repercusión?

–Tuvo mucha difusión en radio, en algunas publicaciones, y acá, particularmente en Buenos Aires y el área metropolitana, la tecnología y todo lo que salga asociado se consume enseguida.

–¿Y qué diferencia se puede marcar con una aplicación nueva?

–Tenemos algunas cosas que no tiene Tinder, cosas que pueden hacer más seria o selectiva en parámetros la aplicación. Está bien la presunción de que todo el mundo tiene Facebook y Twitter, pero los mayores de 35 se cansan de Facebook. Los más jóvenes se alejan de Facebook, y los más grandes cada vez entran menos. Tiene demasiada publicidad, eso complica la usabilidad. La gente se está alejando . Pero acá, a la vez, el linking se da fuerte: todas las redes sociales están llenas de perfiles locales. Los sitios de citas y contactos también. Hay mucho público acá para esas cosas.