Dom 02.11.2003

SOCIEDAD • SUBNOTA  › UNA SOCIOLOGIA DEL EROTISMO

“Se buscan cosas cada vez más fuertes”

› Por Alejandra Dandan

¿Será posible vaticinar la muerte de Playboy? Antulio Sánchez no es un francotirador, pero se le parece. Autor de La era de los afectos, es uno de los investigadores mexicanos que piensa en los desplazamientos simbólicos, culturales y económicos que está provocando la proliferación de ofertas de sexo digital. Como parte de sus investigaciones, Sánchez se anima a proyectar la desaparición de las diosas de papel, el reemplazo de las revistas construidas alrededor del modelo Playboy por alternativas electrónicas más sórdidas, dice, más hard y más reales. Con un tipo de consumidor que ya no se planta como mero espectador de un fluido de imágenes de papel, pero tampoco sólo digitales: “Lo que se viene –dirá– son experiencias más fuertes: experiencias de realidad virtual donde distintas prótesis permitirán prácticamente la posibilidad de contacto real con el cuerpo del otro”.
–Penthouse anunció el cierre, supuestamente porque sus clientes fueron capturados por Internet. Usted repasa esta cuestión en alguno de sus estudios.
–Sí, pero tengo la impresión de que se magnifica mucho lo que representa Internet. Si bien el mercado de la pornografía electrónica oscila entre los 1000 y 2000 millones de dólares en ventas anuales de contenido, los números sólo representan un 10 por ciento del mercado pornográfico global.
–¿Se refiere a otros soportes, tal vez más tradicionales?
–Dentro del mercado pornográfico, la televisión por cable y los video se llevan la mayor parte del pastel. La venta por Internet es muy poca, aunque el tema es engañoso: el número de sitios ha crecido de manera abrumadora, podríamos estimar en 300 mil los sitios pornográficos en la red, pero el grueso no vende. Primero porque sólo son proveedores de un distribuidor principal que es el que gana, pero además porque hay una proliferación de sitios donde no hay venta sino que sólo crece la función de mostrarse y la de mirar: la gente da a conocer sus fotos personales, porque las de las grandes estrellas las manejan sólo sitios exclusivos.
–La crisis de las revistas porno está reflejando un cambio de hábito?
–Las revistas porno mueven un mercado total de 1500 millones de dólares, de los cuales entre un 10 y 15 por ciento está en la región latinoamericana. Pero la crisis viene desde hace rato, empujada además por la crisis de las economías regionales que afecta al mercado de revistas completo, no sólo a las publicaciones porno. Las revistas están sufriendo todos los embates: en los últimos doce meses, lo que crece son publicaciones gratuitas que suman en el pastel de ventas por la publicidad porque Internet no es rentable, no se instala como medio que pueda vender contenidos.
–Frente a ese escenario, el sexo digital parece el único mercado que mueve dinero efectivo a través de Internet.
–Justamente, lo que marcan las estadísticas es que el consumidor de lo porno es el que está más dispuesto a usar sus tarjetas de crédito, pero aun así el número es poco significativo si tenemos en cuenta el gran flujo de usuarios en la red. Sí creo que a mediano plazo vamos a ver una transformación radical de los contenidos porno, aún hay un mercado modesto que va en ascenso, pero lo mejor está por venir y va a desplazar seguramente al espacio de papel.
–¿Es posible vaticinar entonces la muerte del modelo Playboy?
–Yo creo que van a tener que ir readaptándose al nuevo contexto, tal vez con una propuesta que incluya contenidos diferenciados, una parte tal vez en papel, otra será a través de Internet o incluso estoy pensando en estos nuevos escenarios o contenidos a la carta: donde el consumidor o lector o internauta es el que selecciona o elige. Hace un año y medio, Playboy entró en una gran crisis después de toda esta fiebre de laspuntocom: ellos apostaron y fracasaron, sin embargo, lo solventaron con ajustes, recorte de personal pero aun así –para lo que vendían– están en un descenso fuerte y permanente. Playboy en su mejor época, hacia los ‘70 u ‘80, tiraba casi 6 o 7 millones de ejemplares, hoy no vende el 50 por ciento, esto significa una merma considerable.
–¿La caída fue semejante en todas las regiones?
–En Latinoamérica, el cambio se conservó homogéneo aunque, de todas maneras, el caso de Playboy es interesante porque en México, por ejemplo, ha sufrido una baja de ventas porque han surgido también otras publicaciones locales que les arrebatan parte del mercado. Antes no teníamos publicaciones locales, pero ahora han surgido y el consumidor se ve ante tanta oferta que selecciona cuáles son las que le convienen y van rotando.
–¿Las modelos son más cercanas al estereotipo local?
–Toman el modelo que aparecen en las grandes publicaciones y las adaptan localmente, porque los gustos varían. En el caso de Argentina, las modelos son más delgadas hacia el cono sur que en estas partes. Las revistas también van adaptándose, pero aun así caen las ventas.
–¿Son revistas tal vez demasiado light para los tiempos modernos?
–Correcto: el consumidor quiere cosas cada vez más fuertes, el papel les parece muy light. Lo que está en decadencia es que uno se encuentra ante un contenido muy estático frente al mundo de opciones que aparecen en Internet, donde se encuentra desde cosas muy light hasta lo hard; la pornografía infantil hasta lo parafílico, tal vez lo más sórdido y violento de la web, o sea que usted encuentra todos los niveles de propuestas que no puede dar el papel.
–El goce está pasando por experimentaciones nuevas.
–Sensorialmente la experiencia cambia, la interacción lo cambia. Pero aún estamos frente a un tipo de interacciones modestas, son iniciales. Lo que se viene para el rubro son experiencias más fuertes: experiencias de realidad virtual donde distintas prótesis permitirán prácticamente la posibilidad de contacto real con el cuerpo del otro. No por nada proliferan todas estas muñecas inflables que han surgido de última generación, que se venden a granel porque las texturas ya imitan más a la piel. Hay un mercado que crece con propuestas de juegos eróticos de alucinaciones a la carta.
–¿Mercado para un consumidor más hard, entonces?
–Un consumidor cada vez quiere cosas más fuertes. Todo esto estaba dando vueltas, pero los usuarios no tenían espacio común para conectarse como ahora que pueden actuar en red. Esto les permite más anonimato, han encontrado la forma de explayarse e incluso preservar el anonimato.
–En su libro, usted trabaja sobre esas trasformaciones que provoca Internet en la vida de la gente.
–Voy proponiendo un mapa con las modificaciones que el cuerpo hace en estos nuevos otros terrenos: lo corporal se vive de otra forma a través de los tatuajes, de todos estos nuevos deportes extremos que modifican cuestiones que teníamos como certeras. El cuerpo es un gran laboratorio de emociones y la psicología humana cambia, se altera, de tal forma que la gente se enamora a través de Internet, se desencadenan pasiones, la gente se divorcia por amores virtuales aunque nunca se haya conocido realmente.
–Los cambios estarían dando cuenta de la materialidad del cuerpo virtual.
–Para las personas que están en una dimensión virtual o digital no hay nada virtual en lo que hacen: todo es real. El problema es que siempre se los clasificó de virtual, sin embargo estamos viendo que no. Hoy en día diferentes estudios dicen que se está convirtiendo en el lugar más idóneo para enamorarse: el porcentaje de gente nueva que se enamora en Estados Unidos, por ejemplo, lo hace más a través de Internet que en otroslugares. Antes tenían que ir a ligar a un bar, entrar a un gimnasio, ahora es la red la que se convierte en la manera más fácil, sobre todo en ciudades donde los contactos o el otro real es cada vez más anónimo.

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