En Estados Unidos, la clasificación de una película determina la edad mínima de su audiencia y es decidida por la Motion Picture Association of America (MPAA). Para la asociación, un jurado de 13 padres de familia ve cada película y considera a qué público está destinada. Estas clasificaciones –que a pesar de ser válidas únicamente en Estados Unidos, se utilizan como guía para el resto del mundo– actualmente pueden considerar la presencia de tabaco en calidad de indicador para clasificar como “para adultos” algunos filmes con escenas de consumo de esta sustancia.

En Estados Unidos, las películas se califican como G (para todas las edades), PG (se sugiere que los padres orienten a sus hijos), PG 13 (no aptas para menores de 13 años), R (entrada restringida, por lo cual menores de 17 años deben ir acompañados) y NC 17 (entrada restringida a menores de 18 años aun acompañados por un adulto).

En Argentina, las películas son reclasificadas por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) como ATP (Aptas para Todo Público), PM13 (mayores de trece años), PM16 (mayores de dieciséis) y PM18 (sólo para adultos).

El informe de la OMS propone que las películas con consumo de tabaco sean consideradas como “para adultos”. Según el organismo, la reducción de la exposición reducirá no sólo el inicio del hábito, sino también la incidencia de enfermedades y la mortalidad relacionadas con él.

De acuerdo con los Centros de Control y Prevención (CDC) de Estados Unidos, la exposición a escenas donde se fuma incitó a 6 millones de adolescentes estadounidenses a fumar en 2014. De ellos, 2 millones morirán por causas relacionadas con el consumo de tabaco. En 2014, se detectaron escenas donde se fuma en un 44 por ciento de todos los filmes de Hollywood, y en un 36 por ciento de las películas calificadas “para todo público”, cifra que se multiplica en Argentina.