SOCIEDAD
• SUBNOTA › JUAN ZUCCARELLI
El pastor tumbero
Por A. S.
Nació hace 45 años en La Plata. Hijo de una familia católica que se tomó la molestia de bautizarlo en la Basílica de Luján, darle educación salesiana, hacerle hacer cuatro años de monaguillo y uno de seminario sacerdotal para que después el niño les saliera un evangélico tumbero. En la adolescencia, al joven Zuccarelli le vinieron ganas de ser marino y, en 1976, con 16 años, entró en la ESMA. “Yo era apenas un aspirante. No tenía ni idea de lo que sucedía en ese lugar. Estuve dos años, pero casi todo mi tiempo lo pasé en alta mar.”
Combina unos modos amables con algunos toques de atorrante de barrio, más una inocultable tendencia a la jerga tumbera. Al corazón le dice “rolo” y se lamenta por no haber boxeado a uno que le hizo un desplante. Su trabajo en las cárceles llevó a su iglesia a un lugar destacado. Respetado, admirado, es uno de los hombres más importantes que tiene para ofrecer la iglesia evangélica argentina.
–¿Por qué un preso tiene que entregarle su alma a Cristo para que su celda no huela a pis?
–Nadie los obliga, es voluntario.
–¿No los obliga el mismo hacinamiento, la mugre, la inseguridad interna?
–Ellos vienen porque les conviene, porque quieren vivir en paz.
–Pero a esa paz los presos ya tienen derecho, el Estado debería asegurársela sin hacer ninguna concesión de fe.
–Puede ser, pero esa paz no está. En términos teóricos, debería estar, pero en términos prácticos no existe. Yo conozco casi todas las cárceles occidentales. Conozco las cárceles suizas donde los presos tienen piscina, 140 canales en la celda y a los vegetarianos se les da menú vegetariano. Y conozco Tacumbú, una cárcel paraguaya que es la peor del mundo, la única que me hizo sentir miedo de entrar. Acá, las cosas son como son y están dadas así.
–¿Pero entonces no habría que exigir cárceles dignas en vez de suplir al Estado con Cristo?
–Tal vez, pero ésa no es mi lucha, mi lucha es por Cristo.
–Con pabellones dignos, con un Estado presente ¿podría haber hecho el trabajo que hizo?
–Probablemente no. Si el Estado cumpliera con lo que tendría que cumplir, yo no estaría acá ahora.
–¿Qué quiere Beliz?
–Después de visitar la U25, me dijo: “Es lo mejor que vi, lo quiero para las cárceles federales”. Yo creo que vio que esto funciona, que esto da resultado.
Nota madre
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