Por Y. M.

Es la primera mujer que preside Amnistía Internacional desde su fundación en 1961. Además es musulmana y nació en Bangladesh. Se llama Irene Khan, tiene 47 años, es menuda, de piel dorada y habla con una voz pequeña y suave. Fue elegida para el puesto pocas semanas antes de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
Fue en ese contexto que recibió la lapidaria frase de un alto funcionario norteamericano sobre su organización: “El papel que ustedes desempeñaban se ha venido abajo junto a las Torres Gemelas de Nueva York”. Para Khan, comenzaba un desafío: hacerle entender al mundo que “los gobiernos no tienen derecho a responder con terror al terror. En nombre de la seguridad, los gobiernos más poderosos han hecho del mundo un lugar más peligroso al minar los derechos humanos”.
Y dice literalmente “los gobiernos”, porque habla de los europeos, el norteamericano y específicamente del de Gran Bretaña, donde tiene su sede central Amnistía. Todos, a su ver, intentan cambiar “seguridad por derechos”, lo que sólo disminuye “la seguridad de las personas en todo el mundo.”