SOCIEDAD
• SUBNOTA › UN CENTRO DE HAWAI DETECTO A TIEMPO EL TSUNAMI
Sin nadie a quien avisarle
Por Ian Herbert *
Los científicos sabían con anticipación que el sur de Asia iba a ser golpeado por un tsunami, pero los intentos de dar la alarma fueron frustrados por la ausencia de sistemas de alerta temprana en la región. A los 16 minutos del terremoto del domingo, el Centro de Alerta Tsunami del Pacífico en Hawai había enviado una alerta a 26 países, incluyendo a Tailandia e Indonesia, pero luchaba para llegar a la gente adecuada. Las alertas de TV y radio no se emitieron en Tailandia hasta las 9 de la mañana, casi una hora después de que las olas hubieran golpeado.
“Tratamos de hacer lo que podíamos. No tenemos ningún contacto en nuestra libreta de direcciones en esa particular parte del mundo”, dijo ayer Charles McCreery, director del centro. El Centro de Información Tsunami Internacional de las Naciones Unidas, que también se dirige desde Hawai, confirmó la ausencia de sistemas de planeamiento de emergencia básica para que los locales abandonen la playa y la orilla del mar y se dirijan a tierras altas. “Afuera del Pacífico estas cosas no ocurren tan a menudo, de manera que lo difícil es que la gente y los funcionarios del gobierno se den cuenta”, dijo la directora del centro, Laura Kong.
Los científicos en la remota isla Cocos de Australia, a 1000 kilómetros de Sumatra, que tienen una estación de advertencia destinada a darle a Australia tres o cuatro horas de preaviso de un tsunami, también detectaron que las aguas se movían rápidamente el domingo y alertaron a los de emergencia en tierra firme dentro de la media hora. Pero los funcionarios clave dentro de las naciones del Océano Indico no se podían contactar. Su falta de preparación denota un contraste notable con naciones del Pacífico, tales como Japón (donde todo el sistema de transporte público puede detenerse) y la costa este de Estados Unidos.
La agencia nacional de Australia de investigación geológica, Geoscience Australia, indicó ayer que la eficacia de los sistemas de comunicación en el sur de Asia podrían haberle dado 15 minutos vitales a partes de la costa de Tailandia y más para Sri Lanka, que fue golpeada dos horas y media después del terremoto. Los tsunamis son conocidos en el Océano Indico. El más notable hasta ahora, uno que mató a varios cientos de personas en Bombay en 1945. Los científicos han estado instando a los países de la región que protegieran a sus enormes y densas poblaciones, preparándolas. En una reunión en la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de las Naciones Unidas en junio, los expertos concluyeron que el “Océano Indico tiene una amenaza significativa de tsunamis locales y distantes” y deberían tener una red de alerta. Pero no se llegó a ningún acuerdo.
Tad Murty, una especialista en tsunamis afiliado a la Universidad de Winnipeg en Estados Unidos, dijo que India, Tailandia, Malasia y otros consideraban a los tsunamis como un “problema del Pacífico” y “nunca habían mostrado la iniciativa por hacer algo”. Los gobiernos de Asia concedieron ayer que no habían emitido las alertas después del terremoto inicial, pero dijeron que no podían darse el lujo de comprar el sofisticado equipo necesario para rastrear los maremotos. Indonesia dijo que no tenía forma de saber que el terremoto había causado el tsunami, o cuán peligroso era. “No tenemos equipo aquí que nos advierta sobre tsunamis –dijo Budi Waluyo– un funcionario de la Agencia de Metereología y Geofísica de Indonesia. Los instrumentos son muy caros y no tenemos dinero para comprarlos.” El jefe del Instituto Nacional de Oceanografía de India dijo que la probabilidad de que un tsunami golpee la metrópolis india de Chennai había parecido tan improbable como los ahogos en la Quinta Avenida de Nueva York en la película El día después de mañana.
El primer ministro de Tailandia, Thaksin Shinawatra, se negó a contestar preguntas sobre las alertas de tsunami ayer. Tanto India como Sri Lanka dijeron que considerarían establecer un sistema de alerta de maremotos, unproyecto que se espera que cueste millones de dólares.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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