Mar 28.12.2004

SOCIEDAD • SUBNOTA  › RELATOS DE SOBREVIVIENTES DE LAS OLAS GIGANTES

“Cadáveres caían sobre mí”

Por Gloria Torrijos *
Desde Tokio

“Me desperté por lo que creí que era alguien llamando a la puerta del hotel y fuimos lanzados por la fuerza de la corriente adentro de la habitación. Se rompió la ventana de atrás y fuimos arrastrados lejos. Escalamos por paredes y techos, pero en pocos minutos, la ola surgió más alta y estar a una altura de seis metros no era suficiente. Los edificios de los alrededores se derrumbaron y fui arrojado a la marea. Me agarré a una rama. Inmovilizado contra el árbol por el agua, escombros y cuerpos que comenzaban a amontonarse contra mí. Me sentía como si estuviera siendo incrustado. Sobrevivir a las olas que retrocedían fue lo más duro. Al final, toda la zona de vacaciones había desaparecido. Había muchos como yo, perdidos y buscando a sus seres queridos”.
Este es el relato difundido por Kevin Aldrich desde Phang Nga, Tailandia, por la radio británica BBC. El testimonio de Aldrich se añade al de decenas de turistas de otros países, como es el caso de los japoneses que regresaron el lunes a su país. “Sentí el suelo agitándose cuando el tsunami se aproximaba”, explicó un ciudadano nipón de 55 años a su llegada al aeropuerto de Narita, cerca de Tokio. Iba en taxi por una autopista hacia el aeropuerto de Phuket, en Tailandia. “Mi mente se quedó en blanco. Era como ver una película”, indicó antes de añadir que una pared de agua acabó barriendo las casas de un piso de la playa.
Aunque la masa de agua retrocedió de 20 a 30 metros y luego, a gran velocidad, se precipitó contra la costa, “algunas personas no la percibieron y bajaron a la playa a recoger cangrejos”, agregó otra turista nipona. El adolescente de 13 años Hiroyuki Kawase, que disfruta de unas vacaciones en Tailandia, relató que “estaba en la playa con mi padre cuando el tsunami se abalanzó. Vi una cresta de olas. Enseguida las olas barrieron las vallas de contención de la orilla y se tragaron los puestos de comida de la playa”, explicó Kawase.
“Lo percibí cuando escuché a la gente gritando alrededor mío”, contó el maestro de escuela Shosuke Takase, que viajó a Phuket para bucear y tuvo que correr delante de la ola unos 300 metros para evitar que lo alcanzara.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.

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