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Cuando pobres y ricos comían parecido
Por P. L.
“En 1965, pobres y ricos comían parecido en la Argentina”, destaca Patricia Aguirre, investigadora en la Universidad de Quilmes, y cita como fuente la primera encuesta de gasto-ingreso de hogares, que ese año efectuó el Conade. “Los pobres comían cortes de carne de los cuartos delanteros y los ricos de los cuartos traseros, pero todos comían carne en cantidades significativas; los pobres tomaban más leche fluida y los ricos más lácteos industrializados, pero la cantidad era similar. Pobres y ricos tenían acceso a micronutrientes. Las diferencias se daban en las casas, la educación, el tipo de empleo, pero no en el acceso a una buena alimentación.”
“En 1985, cuando el Indec efectuó una encuesta similar, ya había enormes tensiones, y en 1996 la encuesta del Indec muestra que esa estructura social se rompió: entonces, como ahora, hay comida de pobre, con menos carne y menos verdura; y ya en ese año se registran carencias múltiples: de vitaminas, de calcio, de hierro. Y esto corresponde a cambios en la distribución del ingreso: en 1965, la Argentina era un país de alimentos baratos e ingresos medios; ahora, es un país de ingresos bajos para muchos sectores, con alimentos relativamente caros”, observa.
Y pregunta: “¿Cómo puede ser que en 1965 las madres sabían armar canastas alimentarias adecuadas y ahora que son abuelas resulta que se olvidaron? ¿Ya no saben cómo preparar unas torrejas de acelga? Sí que saben, pero el aceite es carísimo y la acelga ‘no llena’ (ver nota principal). Entonces, no es un problema de saberes: es, básicamente, que perdieron capacidad de compra de alimentos”, explica.
Entonces, “la mejor política alimentaria es hacer que la gente tenga ingresos suficientes para comprar los alimentos que necesita. A partir de ahí, sí brindar educación alimentaria suficiente para que sepan elegir. Pero esta educación debería entenderse como una oferta ética, en la cual el profesional pone su saber a disposición de la persona, para que ésta haga una síntesis adecuada a su estrategia de vida”, concluye Aguirre.
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