SOCIEDAD
• SUBNOTA › EL EMBAJADOR Y LA CONSUL DOMINICANOS SE DEFIENDEN DE LAS DENUNCIAS
“Si nos acusan, que den los nombres”
› Por Mariana Carbajal
“Si la Organización Internacional para las Migraciones nos acusa, que dé nombres, porque estamos pagando justos por pecadores. Dice que tiene casetes con grabaciones que involucran a personal diplomático en la red de tráfico de mujeres, pero en esta embajada y el consulado trabaja toda gente digna.” Con estas palabras, el embajador dominicano en la Argentina, Cirilo Castellanos, respondió al organismo de la ONU que en un informe elevado a fines de marzo a la Cancillería en Santo Domingo vinculó a “políticos y diplomáticos” con las organizaciones delictivas que en los últimos años trajeron engañadas al país a miles de dominicanas y las explotaron sexualmente.
Página/12 entrevistó al embajador y a la cónsul Amanda Cabral en la sede diplomática ubicada en el séptimo piso de un departamento de la avenida Santa Fe al 800.
–¿Cuántas dominicanas ingresaron al país en los últimos años?
–Pueden ser 5000 y quizás más, la mayoría son mujeres que están ilegales y deseosas de regresar a Santo Domingo debido a la mala situación económica que está viviendo la Argentina, pero se encuentran con el problema de que no tienen dinero para pagar el pasaje. El gobierno me dio instrucciones precisas de atender a todos los dominicanos sin tomar en consideración su afiliación política.
–¿A cuántas más piensa repatriar?
–No sabemos todavía.
–¿El gobierno le encomendó una investigación sobre el tráfico de mujeres?
–El canciller dominicano me encargó una investigación exhaustiva. Le puedo decir a usted que muchas mujeres vinieron engañadas con el sano propósito de trabajar en fábricas, en casas de familias como cocineras, mucamas, niñeras, pero otras vinieron ya decididas a ejercer la prostitución. Hay que saber distinguir entre unas y otras.
–¿Las trajo una red delictiva?
–Eso es lo que se dice.
–Varias dominicanas denunciaron con identidad reservada en la fiscalía Nº 32 que forma parte de la organización que las trajo Máxima Pérez Matos, que es la presidente de la Sección en Argentina del partido gobernante y dirige la Asociación Mutual para Residentes Dominicanos en la Argentina.
–A mí no me consta.
–¿Usted la conoce?
–La conozco de vista porque nosotros invitamos a los dominicanos para el 27 de febrero que es la fecha patria, para una ofrenda floral que hacemos ante la estatua del libertador general San Martín, y a otros eventos.
–Y usted, cónsul, ¿también la conoce?
Cabral: –Sí, claro que sí. Ella es dominicana, ha recurrido a su embajada, nosotros la hemos recibido siempre como hemos recibido a todos nuestros compatriotas.
–Varias mujeres han declarado que usted es amiga de la hermana de ella, de Digna.
–Sí, se ha dicho mucho esto.
–¿Es así?
–A Digna, si la vi tres veces es mucho. Una vez en una reunión que ella estaba con su hermana, hace unos dos años, me pidieron que fuera la madrina de agua del hijo de Digna. Nosotros tenemos el bautismo normal de la iglesia y el bautismo de agua. Y ahí se terminó la cosa.
–Lo que dice una denuncia es que la pensión que maneja Máxima y otra que maneja su hermana Digna eran dos lugares adonde eran trasladas las mujeres traídas por una supuesta red.
–Es lo que me he enterado en estos días. –¿No lo sabían de antes? Varias chicas dicen que se acercaron a hacer denuncias al consulado y la embajada pero nunca las tomaron en cuenta.
–En principio, las dominicanas no se atreven a hacer denuncias porque obviamente parece que estaban amenazadas. Ellas muchas veces han hablado conmigo sobre que han venido aquí engañadas, pero sin dar nombres. Entonces, yo les decía que para que podamos ayudar sería bueno que hicieran una denuncia y que me la firmaran, para poder presentarla ante quien corresponda, cosa que la gran mayoría se negaba.
–Algunas denuncias indican que muchas están encerradas en burdeles sin poder salir.
–Lo he escuchado de un lugar en Mar del Plata, pero no me han precisado el lugar.
–¿Y ustedes no han hecho ninguna denuncia para que se investigue?
–Hemos hecho, pero la policía nos dice: “adónde vamos, porque no sabemos exactamente dónde es”.
Nota madre
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