La historia de Roberto Savasta es peculiar. De bajo perfil y ningún roce con el periodismo, está considerado como un legalista de trabajo. Recorrió buena parte de las comisarías de La Plata, antes de desembocar en la jefatura departamental. Una de esas comisarías fue la 9ª, la recordada seccional en la que fue secuestrado Miguel Bru. A Savasta le tocó hacerse cargo de ella, años después de la desaparición del estudiante, en el ‘98, cuando se iniciaba la Reforma de la Bonaerense, de la mano de León Arslanian. Savasta contaba con un grupo de policías tan peculiares como él: una buena parte eran estudiantes universitarios. En el ‘98, la Maldita Policía mantenía una pulseada con la Reforma. En abril de ese año, los capangas de la Maldita bajaron la orden de “poner palanca de boludo”, o sea, dejar que hubiera delitos para demostrar que sólo la mano dura solucionaba el problema. Savasta se negó. El sargento Carlos Reynoso y el resto del grupo de la 9ª, decidió seguir trabajando. La Maldita secuestró a Reynoso, le hicieron un simulacro de fusilamiento, y lo soltaron. El sargento denunció el hecho a sus superiores. Savasta lo amparó y preguntó al grupo si aceptaba seguir en contra del boicot y el grupo respondió que sí. Tuvieron sus costos. El subinspector Leandro Alonso, sigue siendo subinspector desde aquella época. Reynoso fue a parar a Escobar.