SOCIEDAD
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Estar “como una hoja en la tormenta”
“Como una hoja en la tormenta, a merced de los acontecimientos.” Así describe el efecto de la crisis en la psiquis de los argentinos pobres o de clase media la psicóloga y directora de la Escuela de Psicología Social, Ana Quiroga. Pero de ese mismo lugar de vulnerabilidad es de donde cree que en ambos casos se puede salir a través de los vínculos con otros solidarios que den sostén, sobre todo afectivo, ante la tempestad económica. “La familia, sobre todo en los sectores populares, está teniendo que albergar enormes problemáticas sin sustentación social”, dice. Y cuenta que desde la escuela que dirige se han impulsado dos experiencias de trabajo con grupos en el conurbano bonaerense y en el barrio de San Cristóbal donde hay algunas coincidencias: la violencia y el aislamiento como gigantesca trama montada sobre la crisis que campeamos.
Fueron convocados por organizaciones de desocupados y sindicatos del GBA para trabajar con grupos de reflexión en zonas pobres de Pilar, San Fernando, Olivos, Berazategui, Varela, Solano. En casi todas esas zonas existen diferentes grados de organización y de vinculación con la comunidad, pero a pesar de eso, y de que muchos excluidos en ese participar construyeron un discurso y volvieron a tener palabra, se padece la angustia, la depresión, el “suicidio de niveles preocupantes”. Si el padre de un grupo de niños que concurren a diario a alimentarse en un comedor popular no puede levantarse de la cama, “no es que sea vago”, remarca Quiroga ante los prejuicios sobre el padecer psíquico de los pobres que por su necesidad de sobrevivir día a día con centavos no tendría espacio para la depresión.
En los grupos de entre 8 y 16 personas que coordinan dos psicólogos sociales pronto aparecieron tras la vergüenza de contar lo propio ante otros “el incremento de la violencia doméstica, el alcoholismo, las adicciones en adolescentes y niños, la preocupación por el embarazo prematuro y los intentos de suicidio”. Quiroga festeja los primeros síntomas positivos después de cuatro meses de trabajo: “Se recupera la palabra, se anudan lazos solidarios, porque en la medida que hay un sostén comunitario se responde a algo esencial como la pertenencia. Saber que se cuenta con otros alivia, es importante”.
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