Dom 02.11.2003
cash

EL DESTINO DE LOS PETRODóLARES ARGENTINOS

Las únicas privilegiadas

Las petroleras, y también las mineras, tienen un régimen de excepción referido al ingreso a la plaza local de los dólares de exportación. ¿Qué hacen las compañías con esas divisas?

Por Héctor Valle *

A partir del 2000, con el agravamiento de la crisis económica en la Argentina, las compañías productoras de petróleo y gas incrementaron sensiblemente sus exportaciones. Ese comportamiento se vio estimulado por la firme tendencia alcista registrada en los precios internacionales del petróleo que después de haber tocado piso en el primer trimestre de 1999 se han triplicado. En el período transcurrido desde fines de 1999 hasta el pasado agosto las ventas externas de combustibles sumaron 17.418 millones de dólares. Dado que el decreto 2703 de diciembre 2002 ratificó el derecho de estas empresas a no liquidar en la plaza local el 70 por ciento del valor de sus exportaciones, ello sumaría, durante el período 2000/agosto de 2003, 12.200 millones de dólares que quedaron en condiciones de libre disponibilidad para los exportadores que pueden ingresarlos o no a las reservas en divisas de la Argentina.
Antes de seguir adelante, vale señalar que desde que se instaló este régimen, con las concesiones de 1989, ese monto alcanza a 26.000 millones. Argumentando a favor de esa norma de excepcionalidad cambiaria, las compañías siempre sostuvieron que tales recursos eran destinados a inversión o a garantizar el pago de sus deudas en divisas.
Pero resulta interesante concentrarse en lo ocurrido entre enero de 2000 y agosto pasado. Como es sabido, el período bajo análisis fue parte de un ciclo donde tuvo lugar una caída generalizada de la inversión bruta interna en la Argentina que alcanzó al 56 por ciento entre 1998 y 2002, tendencia de la cual no se encontró ausente la actividad petrolera. Puede estimarse que, en el mejor de los casos, el monto total invertido por el sector en ese período fue algo menos de 4500 millones de dólares, con un componente no desdeñable en pesos.
Ese mediocre comportamiento de la inversión se ratifica al comprobar la paulatina disminución, a partir de 1999, en el nivel de las reservas de petróleo, rubro cuya exploración y explotación habitualmente constituye la inversión más riesgosa y cara que se desenvuelve en el sector. ¿Cuál fue el destino –en un período durante el cual se registró una sensible fuga de capitales– de la diferencia, unos 7700 millones de dólares acumulada en poco mas de tres años, entre los dólares de exportación que no habrían sido liquidados en la plaza local y las inversiones efectivamente ejecutadas por las empresas petroleras?
Como se sabe, la Argentina es un país que previsiblemente por un tiempo no tendrá acceso al financiamiento externo de cartera. Por lo tanto para su desenvolvimiento no sólo deben maximizar los dólares que genera por el balance comercial y las radicaciones de capital, sino que también necesitará que los mismos se reflejen en los datos de balance cambiario, vale decir que se registre el efectivo ingreso al país de todos los recursos. El empleo de los petrodólares puede ser un importante caso testigo en esa dirección.
En caso de que se decida mantener esa situación privilegiada, de la cual también disfrutan y por el ciento por ciento del valor de sus exportaciones las compañías mineras, se impone contar con una adecuada auditoría del empleo que se dé a esos dólares en función de un programa maestro de inversiones para el sector. Además, ese programa debería apuntar a, si por lo menos se pretende desalentar la aplicación de estos recursos a la compra de activos viejos –muchas veces artificialmente revaluados–, por ejemplo debido al cambio de mano de empresas, consolidar una inversión neta en el sector.
Alternativamente, entre otros destinos que se podrían estudiar, las empresas podrán demostrar la aplicación de tales recursos en otras actividades productivas, con preferencia en aquellas vinculadas con el objetivo de generar mayor valor agregado a los hidrocarburos nacionales que actualmente se exportan como commodity.
No debería descartarse, asimismo, la emisión de un título público en pesos, por el que podrían eventualmente optar las empresas para emplearsus excedentes en dólares, que ayude a superar los difíciles compromisos programados para el bienio 2005/ 2006 en materia de vencimientos por la deuda que no se encuentra en default.
Es necesario explorar alternativas de este tipo antes de aceptar la imposición de ajustes fiscales superiores a los actuales.

* Fundación de Investigaciones para el Desarrollo FIDE

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