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Domingo, 23 de noviembre de 2003

“DEL MALTRATO SOCIAL-CONCEPTOS SON AFECTOS”

Exceso imprescindible

Publicado por una joven y pequeña editorial de docentes de Ciencias Económicas, Ediciones Cooperativas, la obra de Marcelo Matellanes es el resultado de quince años de actividad académica y docente. Aquí se publica el prólogo.

Por Ana Fernández *

Del maltrato social-Conceptos son afectos es una ilustrada máquina de guerra que impacta tanto cuando pone en juego el exceso como cuando opta por lo minimal. Una condición se hace necesaria para participar en su combate conceptual. Porque de eso se trata y hay que decirlo de entrada. Dejarse afectar. No pedir garantías de sistema conceptual sino disponerse a circular, ir y venir en los ritornellos del campo de problemas que instala su lectura. No es un libro que anhele ordenar, clasificar cuestiones sino que pretende provocar. Y lo logra. Necesita, busca la pelea y desde allí pone en escritura, dilucida aquellos dominios de saberes y acciones que las “astucias de la hegemonía” soterran una y otra vez. Incansable, insiste. Insistir, esa particular propiedad de los acontecimientos de sentido. Insiste, para existir.
Afecta y apuesta. No ilusiona, apuesta. Produce pensamiento y allí, en acto hace alianza –palabra magnífica de la política que no hay por qué regalar a alguna mistificación de turno– con tantos otros que en la Argentina tomaron en sus propias manos “lo que hay que hacer”.
Apuestas colectivas –también personales– al borde o desde el fondo del abismo. Unico movimiento posible si de hacer del horror alguna maravilla se trata. Marcelo Matellanes sabe de horror, de abismos, fondos y resbaladizos bordes. Algunos de nosotros también.
Busca plantear problemas más que instituir sistemas y así este libro se inscribe en un doble y digno linaje. Participa de una modalidad de pensamiento que tira sus dados para poder pensar los problemas de otro modo. Intención de radicalidad que no busca amparo en algunas tradiciones del pensamiento crítico. No reproduce institución ni funda nueva sino que instala situación. Pensamiento situado, situacional que en su brillo logra distinguir “el germinal político de la más pura pulsión vital y libertaría de la sociedad” allí donde las izquierdas de la representación ven sólo barullo efímero que se desintegrará si no es captado por la organización. Allí donde algunos progresismos de las ciencias sociales suelen observar con perplejidad y a lo sumo alcanzan a reconocer que les faltan categorías conceptuales metodológicas para estudiar-interpretar esos impensados de la expulsión social que pueden algunas veces transformar la culpa en autogestión, el dolor de la queja en invención política.
No sólo vislumbra y apuesta a ese germinal –Zola ineludible–, también se anticipa. Impacta leer en el 2003 artículos escritos desde 1998/9. Recordará el lector/a que ésos fueron los tiempos de los gobiernos –si así pueden llamarse los siniestros, familiares y extraños períodos– del menemismo, la alianza, Cavallo. Ya entonces anuncia los acontecimientos que diversos gritos de ¡Basta, ya!, a través de variadas formas de convulsión social marcaron un punto de hartazgo a los modos clásicos de hacer política el 19 y 20 de diciembre del 2001. Convulsiones de un socius con sus mitos políticos desfondados de sentido que sólo miradas de superficie pueden considerar insustanciales a la luz de elecciones posteriores.
A Marcelo Matellanes no le cae bien el disciplinamiento de un intelectual orgánico de partido o academia. Se inscribe así en aquellos linajes de producción de pensamiento que no toman en cuenta los dominios territoriales académicos de las disciplinas con-sagradas. Sin embargo, o tal vez por ello mismo, Del maltrato social-Conceptos son afectos despliega y acrecienta a lo largo de sus distintos tópicos y autores/as rigurosidad en sus argumentaciones, sutileza hermenéutica, firmeza estratégica en sus confrontaciones.
A lo largo de todo el libro rompe en acto con las territorializaciones académico-profesionales. Transversaliza áreas de conocimiento y campos de intervención. Hace conexiones inusitadas. Junta lo disjunto y busca fugar de la aparente armonía de las facultades. Desordena la academia, desdisciplina disciplinas. Y desde allí urge a “despolitizar la economía y deseconomizar la política”. Y así podrá poner en cuestión -desnaturalizar– la ratio instituida de la crisis económica que atraviesa actualmente el capitalismo. Contraargumenta las tesis neoliberales y pondrá a considerar una idea fuerte: más que una crisis económica, el capitalismo enfrenta un fracaso político, fracaso de su proyecto de socialización que ha puesto en riesgo su propia reproducción social.
Llama a las cosas por su nombre, de-construye los eufemismos de la cuestión social y al desempleo y la exclusión los nomina genocidio. Nunca tan preciso Bourdieu cuando decía “nominar es un acto político”.
Retoma términos un poco en desuso y reformula. Así, por ejemplo dirá que usará “alternativa” en sentido fuerte. En sus propias palabras: “alternativa es la palabra frente al ruido, alternativo es el amor frente al egoísmo, alternativa es la potencia frente al poder, alternativa es la multitud frente a la sociedad civil, alternativa es la gratitud frente al valor, al cálculo y la economía, alternativo es lo que nos cuesta pensar frente a lo que pensamos acríticamente, alternativos son los movimientos que emergen frente a nuestro estrabismo, no precisamente sartreano. Alternativa es la expresión frente al significante”.
No toma caución, no calcula conveniencias, prefiere expresar más que interpretar y en sus errancias construye interpelación ética. Tal vez se desborde. Exceso imprescindible en el movimiento disruptivo que lo anima. Sólo desde esa condición intempestiva será posible vislumbrar lo insoportable, abrir caminos hacia lo impensado, imaginar libertades por venir. Radicalidad que incita a resistir, a vivir.
Marcelo, ¡has vuelto! Bienvenido. Te extrañábamos.
*Titular de psicología grupal en la UBA.

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Ana Fernández escribió el prólogo “Del maltrato social-Conceptos son afectos”.

Libros / crítica

“No es un libro que anhele ordenar, clasificar cuestiones sino que pretende provocar. Y lo logra.”

“Participa de una modalidad de pensamiento que tira sus dados para poder pensar los problemas de otro modo.”

“Impacta leer en el 2003 artículos escritos desde 1998/9.”

“A Marcelo Matellanes no le cae bien el disciplinamiento de un intelectual orgánico de partido o academia.”

“A lo largo de todo el libro, rompe en acto con las territorializaciones académico-profesionales. Transversaliza áreas de conocimiento y campos de intervención.”

 
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