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Domingo, 8 de febrero de 2004

OPINIóN > LA TECNOLOGíA Y LA DISTRIBUCIóN DEL CONOCIMIENTO

Ajustando el foco

Por Enrique M. Martinez *

Kodak ha anunciado que en los próximos cuatro años reducirá el total de su personal en un 20 por ciento, lo cual equivale a 15 mil personas. Esto se vincula con el traslado de su interés a la producción de cámaras fotográficas digitales, en lugar de las tradicionales con rollo e impresión en papel. Esta noticia es uno de los pocos hechos que, periódicamente, sirve para discutir a nivel popular sobre la importancia de la tecnología.
Los comentarios que he leído eran previsibles: la tecnología sería una suerte de hecho inevitable, que se incorpora sin cesar en el proceso capitalista, pero a la vez genera desempleo.
Desde que el hombre está sobre la tierra ha intentado construir instrumentos para facilitar su trabajo en poco andar. También descubrió la ventaja de organizarse dentro de una comunidad y dividir las tareas. Los beneficios de esto, en teoría, no tienen límites cuanto mejores son los instrumentos y cuanto más se aprovecha la capacidad de cada uno, más favorables debieran ser los resultados para la calidad de vida general.
El problema no está en la eficiencia o la imaginación con que se actúa sobre la naturaleza –esto es en esencia la tecnología– sino en la asimétrica distribución de los frutos y de poder que se ha producido después de miles de años de vida comunitaria en el mundo, con o sin tecnología.
Kodak reordena su negocio. Ya es la segunda productora de cámaras digitales en el mundo, después de Sony. No abandona las cámaras convencionales, ya que incrementará sus operaciones que en China e India, donde menos del 1 por ciento de la población tiene computadoras y por lo tanto la impresión en papel tiene aún sentido. En el camino, despide gente, muda funcionarios de país y decide sobre la vida de miles, como las grandes corporaciones pueden hacerlo en el mundo actual. Pero, realmente, el problema básico no está allí, porque toda persona que deba dejar Kodak en el mundo central, conseguirá trabajo alternativo en poco tiempo.
El problema lo tenemos en países como la Argentina. El año pasado, nuestro país importó más de 150 millones de dólares de cámaras convencionales, rollos y papeles especiales. En el futuro importará todo eso y además cámaras digitales, por sumas totales seguramente mayores. No tenemos tecnología para ninguna de las dos cosas. Sólo participamos con una gran red de pequeños locales, en cada uno de los cuales un par de entusiastas jóvenes revelan nuestras fotos en máquinas importadas, con productos de revelado también importados.
El problema no es el conocimiento sino su distribución.

* Presidente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial.

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