Dom 06.03.2005
cash

“Los neoliberales...”

› Por Fernando Krakowiak

Para el Gobierno el cierre de la reestructuración de la deuda pública es el comienzo de una nueva etapa en la política económica. El presidente Néstor Kirchner la definió del siguiente modo: “Se viene la Argentina industrial”. ¿Será así? ¿El equipo económico tiene política industrial? ¿Y si posee una, es suficiente? ¿El modelo del dólar alto alcanza como estrategia? Para responder esos y otros interrogantes Cash entrevistó al flamante secretario de Industria, Miguel Peirano (quien junto con el actual secretario Pyme, Federico Poli, fueron habituales columnistas de este suplemento). Peirano afirmó que el cierre del canje “es un factor positivo” para la estrategia industrial, pero remarcó que lo fundamental son las reglas del juego con las que viene operando la economía.
¿El Gobierno tiene política industrial?
–Existe una clara política industrial basada en dos pilares fundamentales: políticas activas sectoriales y regionales y lineamientos de política económica general fuertemente favorables a los sectores productivos. A medida que vamos ganando grados de libertad en materia fiscal y se consolida el crecimiento la posibilidad de avanzar en incentivos fiscales, impositivos y financieros es mucho más relevante.
¿Se piensa estimular un perfil de especialización productiva para favorecer una mejor inserción internacional?
–La Argentina es un país que debe ser fuertemente industrial. En los ‘90 se afirmaba que el sector de servicios y otros sectores no vinculados con la industria eran los dinámicos. Se decía que no había espacio para la industrialización. Ahora se está reconstruyendo el tejido industrial que se desintegró en los ‘90. En ese escenario, el primer desafío es constituir valor agregado y volver a integrar nacionalmente las distintas cadenas productivas. La producción debe ser cada vez más compleja tecnológicamente y con mano de obra calificada.
¿La Argentina puede ser competitiva en todos los sectores?
–Sin duda, se puede competir en todos los sectores. El tejido industrial se está reconstituyendo en su conjunto y cuando se ven los indicadores de crecimiento queda demostrado que es así. Puede haber empresas no viables, pero en la actual etapa de desarrollo de la Argentina todos los sectores tienen viabilidad.
Pero hay ciertas producciones en que la economía de escala no favorece la competitividad del país. En el sector textil tal vez es mejor apostar al diseño antes que ponerse a fabricar remeras blancas.
–La política industrial tiene que generar estímulos para que todos los sectores se desarrollen. Después, cierto grado de especialización se va a ir dando naturalmente por las decisiones empresarias. A medida que el crecimiento se vaya prolongando se irá viendo cuál es la tendencia. En ese sentido, se enfatizará políticas para determinados sectores o regiones. Ese proceso se va dando no sólo por la definición estratégica del sector público sino también por el comportamiento propio del sector privado.
¿Los foros de competitividad creados para impulsar el desarrollo de algunos sectores no implican la definición de un determinado perfil industrial?
–Los foros de competitividad son un espacio institucional donde se analiza, junto al sector privado, medidas tendientes a favorecer el incremento de valor agregado en la producción, pero no implican una jerarquización. El criterio es extender los foros a todos los sectores.
¿Qué cambia con la salida del default?
–La salida del default es un factor positivo, pero no cambia el esquema de política económica. Lo fundamental son las reglas del juego con las que viene operando la economía. Primero hay que desmitificar la idea de que en default era imposible recuperarse o tener un comportamiento macroeconómico adecuado. Quedó claro que el pensamiento neoliberal quedó descolocado, no sólo porque se salió del default de manera exitosa, sino porque la economía argentina tuvo un comportamiento virtuoso aun estando en cesación de pagos. Hay que decirlo con todas las letras: los neoliberales son perversos.
¿El éxito del canje va a posibilitar un aumento de la inversión extranjera directa?
–Va a colaborar. En inversiones vinculadas con empresas extranjeras la salida del default es favorable. Pero es tan positivo salir del default como entender que lo fundamental es la lógica de funcionamiento de la política económica que está aplicando el Gobierno. El posdefault puede favorecer la lógica de las decisiones, pero las inversiones se dan porque hay rentabilidad, certidumbre y armonía social. Nadie invierte sólo porque se salió del default, sobre todo en las inversiones directas.
Pero muchas empresas, incluso nacionales, tuvieron altas tasas de rentabilidad e invirtieron poco.
–Los sectores industriales nacionales han tenido un proceso de inversión muy significativo, sobre todo las pequeñas y medianas empresas.
No hubo grandes anuncios de grandes empresas.
–Ha habido anuncios y decisiones de inversión grandes en sectores que han empujado fuertemente el sector industrial, pero adicionalmente la salida del default va a colaborar en eso.
Quienes critican al Gobierno sostienen que la política industrial se reduce al dólar alto.
–Yo no hablaría de tipo de cambio alto, sino realista y competitivo. Ahora bien, pensar que el desarrollo industrial va a estar basado sólo en un tipo de cambio competitivo es un error absoluto, pero no advertir la importancia de un tipo de cambio adecuado también es un error. No sólo hay un tipo de cambio competitivo, ha habido una política monetaria adecuada, una política fiscal y tributaria consistente y una política salarial vinculada a resguardar el mercado interno a través de la intervención del Estado. A eso se le agregan incentivos fiscales y políticas de promoción del comercio exterior.
El Gobierno reivindica un perfil industrial exportador con valor agregado, pero dos tercios de las exportaciones se concentran en agroindustria, derivados del petróleo e insumos de la siderurgia, productos con pocos encadenamientos productivos y capacidad de empleo muy restringida.
–Ese perfil está cambiando, pero lleva tiempo. El crecimiento de las manufacturas de origen industrial implica tiempos de desarrollo y búsqueda de mercados. Ahora empieza a verse una respuesta pero no hubo una reacción inmediata al cambio de precios relativos. Cuando se sale de una crisis económica tan severa los primeros que pueden responder rápidamente al cambio de precios relativos son las empresas que producen bienes de baja complejidad o sectores concentrados que tienen una situación financiera más fluida. Las reglas económicas están favoreciendo la recuperación, pero también hay que tomar medidas específicas. Por ejemplo, se va a disponer una eliminación de las retenciones industriales cuando se superen los niveles de exportación del año pasado. Así se busca no asumir un costo fiscal, pero generar un incentivo para que quienes incrementen exportaciones tengan un incentivo adicional.
¿Es posible crear un Banco Nacional de Desarrollo como el que funciona en Brasil?
–La idea está presente. Queremos convertir al BICE en un banco de inversión que cumpla funciones como el BNDS en Brasil. Nos interesa la existencia de una entidad financiera que apoye el financiamiento de sectores productivos a largo plazo y a tasas competitivas. El BICE tiene una enorme posibilidad de potenciar su rol como banco de inversión ya que tiene liquidez propia, posibilidad de acceso a líneas de financiamiento con organismos de crédito internacionales concretas y puede existir cofinanciando junto al sistema financiero tradicional. El Estado como agente inductor del crecimiento es fundamental. El piloto automático fue una gran mentira del neoliberalismo. Bajo el supuesto piloto automático se escondían las decisiones por omisión para favorecer a sectores de privilegio. Ahora el Estado debe tener un rol muy activo. Y un Banco de Inversión es un instrumento necesario.


LA RELACION CON EL SOCIO MAYOR Y EL FUTURO DEL MERCOSUR

“La burguesía brasileña es sólida”

Por F.K.

¿El aumento de las importaciones provenientes de Brasil es una amenaza para la industria local?
–La relación con Brasil hay que analizarla estructuralmente. El Mercosur es un espacio con un enorme potencial para Argentina si se recupera su espíritu de fundación, tendiente a potenciar el crecimiento industrial de los países, la complementación intraindustrial y la posibilidad de negociar con otros bloques de manera conjunta. El problema es que la lógica económica que predominó en los ‘90 tendió a desmantelarlo de regulaciones capaces de garantizar un equilibrio. Argentina tiene que generar un intercambio compensando no sólo a nivel cuantitativo sino también en bienes con valor agregado. Además, hay que crear mecanismos institucionales que eviten los shocks producidos por desequilibrios cambiarios o de actividad para permitir que las economías se comporten con niveles de previsibilidad adecuados.
Lavagna hizo una propuesta en ese sentido, ¿qué respuesta tuvieron de Brasil?
–La respuesta fue insuficiente y habrá una nueva reunión en marzo para continuar analizando el planteo.
¿Qué pasará si no se llega a un acuerdo?
–No tiene sentido anticiparnos a una negativa de Brasil. En cada etapa se tomarán las decisiones que correspondan priorizando el objetivo de evitar daños sectoriales irreparables. Nuestra decisión es compatibilizar el Mercosur con el crecimiento de los sectores industriales argentinos.
¿Las restricciones fijadas para la importación de heladeras, lavarropas y cocinas, son un punto negociable en marzo?
–No, las medidas siguen vigentes. Lo que se está negociando estructuralmente son los mecanismos que propuso Argentina.
¿Es posible negociar de igual a igual con una potencia económica como Brasil?
–Debemos hacerlo. Es cierto que Brasil tiene una escala diferente, pero eso no implica que lo tomemos como un dato ineludible. Además, Brasil debe comprender que no tiene sentido poner en riesgo el Mercosur, dañando sectores argentinos, que no son determinantes para el crecimiento brasileño.
Brasil critica que Argentina aplica medidas antidumping al interior del Mercosur.
–Es ineludible que frente a la existencia de dumping exista la posibilidad de sancionarlo. El dumping es pernicioso para cualquier economía y frente a eso, hay que reaccionar.
Las empresas brasileñas se proyectaron a nivel regional y global, mientras muchos empresarios argentinos vendieron sus fábricas y se dedicaron a administrar activos líquidos, ¿se puede vincular las diferencias en el desarrollo a la falta de una burguesía argentina?
–Es cierto que la burguesía brasileña es más sólida que la argentina, pero no es culpa de los empresarios argentinos, más allá de conductas individuales. Lo fundamental es que las reglas de juego demuestren que es más rentable invertir en el país que vender activos y especular financieramente. Ese es un deber del Estado y de los lineamientos de política económica, porque el mejor idioma que entienden los empresarios es el de las reglas de juego que fija el Estado.


DESARROLLO INDUSTRIAL Y EXPORTACIONES

“No queremos salarios bajos”

¿Los salarios bajos no constituyen una traba para el desarrollo industrial que proclama el Gobierno?
–Las decisiones que ha venido tomando el Gobierno en materia salarial buscan resguardar el mercado interno. Está claro que la estrategia de desarrollo industrial no puede estar sustentada en salarios bajos. El sector empresario tiene que entender que los salarios no son un costo de producción más. Los niveles de demanda que siempre reclaman están vinculados a los niveles salariales y de empleo. Una gran parte del sector empresario lo está comprendiendo, tal como lo demuestra el nivel de diálogo que se da con los sectores del trabajo.
¿La industria tiene margen para seguir aumentando salarios?
–Las realidades son diferentes, pero el nivel de salario industrial se ha recuperado de acuerdo a la rentabilidad de las empresas. Muchas veces se señala al mercado como el encargado de fijar los salarios, pero estamos frente a un mercado con un desempleo tan alto que se restringe la posibilidad de que la oferta y la demanda actúen de manera lógica. Por eso las intervenciones del Estado han sido funcionales al crecimiento de la economía.
¿El Estado va a seguir interviniendo?
–La política salarial no es competencia de la Secretaría de Industria. Lo que puedo decir es que en todas las etapas se va a tratar de preservar la competitividad, los niveles de demanda interna y la equidad social. Para tener un mercado interno sólido y exportaciones con alto valor agregado no se puede tener una estrategia de salarios bajos.

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