LA BATALLA POR LA INFLACION
Sube... sube... sube la casita
› Por Fernando Krakowiak
Durante el último año, la arena aumentó 44,8 por ciento, el hierro redondo 24,3, el ladrillo hueco 12,3, los caños plásticos cerca de 30, los cables eléctricos 15 y la grifería, otro 15 por ciento. La disparada en el precio de los insumos para la construcción conforma otro foco de conflicto en la batalla que el Gobierno lleva adelante para contener la incipiente inflación y que tuvo su pico de máxima tensión en el boicot a la petrolera Shell propuesto por el presidente Néstor Kirchner. La construcción ha sido uno de los motores de la economía durante el último año. Si la suba de precios continúa, podría llegar a desacelerar esa reactivación, ante el debilitamiento de la demanda por el encarecimiento de las unidades terminadas. Y, además, pondría en riesgo la inversión pública prevista para este año. El alza de precios de los insumos de la construcción no forma parte del reacomodamiento forzado por la devaluación, pues la mayoría de los sectores ya habían hecho sus ajustes para compensar el incremento de costos generado por la modificación del tipo de cambio. Los analistas consultados por Cash coincidieron en afirmar que la causa principal es la existencia de mercados dominados por unas pocas empresas formadoras de precios que recurren a los aumentos para incrementar la renta y regular la oferta, en lugar de invertir para ampliar la capacidad instalada.
Según el Indec, la suba promedio de los materiales para la construcción en los últimos doce meses llega al 14,4 por ciento, casi duplica el índice de inflación (8,1 por ciento) y supera ampliamente el aumento de salarios del área (6,3). Esto refleja que los ajustes de precios en este sector –comportamiento que se repite en el resto de la economía– tienen poco que ver con el incremento del costo de la mano de obra sino con una estrategia de elevación de los márgenes de ganancias de las empresas formadoras de precios.
El mercado que genera mayor preocupación es el del acero. Las barras de hierro redondo son un insumo central para la construcción y desde la devaluación aumentaron un 286,1 por ciento, porcentaje claramente superior a la variación del tipo de cambio. Entre las causas que explican la suba se destaca la escalada de la cotización internacional del acero, que determina el precio local por ser un commodity que se exporta. Sin embargo, el Ministerio de Economía le solicitó a la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia que investigue posibles “prácticas anticompetitivas” que pudieran estar ejerciendo presión sobre los precios. Acindar, propiedad de la multinacional Belgo Mineira, controla más del 50 por ciento del mercado, pues Siderar, el otro gran productor de acero, se especializa en laminados planos. El principal competidor en la producción de hierro redondo es Aceros Bragado con una participación de apenas el 13 por ciento. Luego siguen Aceros Zapla, empresa que concentra su actividad en Salta y Jujuy, y Sipar Aceros (Grupo Gerdau), que corre con la desventaja de no estar integrada en el mercado nacional, teniendo que importar la materia prima desde su casa matriz de Brasil.
Otros sectores que experimentaron fuertes subas en el último año son los que dependen de la industria del plástico. Según la lista de precios de la Cámara Argentina de la Construcción, los caños aumentaron entre 11 y 35 por ciento, los cables eléctricos cerca de 15 por ciento y los sanitarios 20 por ciento. La variación de precios se puede explicar en parte por el aumento de los hidrocarburos, pues los plásticos se obtienen a partir del procesamiento de petróleo o gas natural. No obstante, la cadena productiva comienza en el sector petroquímico donde la producción es oligopólica y transnacionalizada. En un informe reciente del Centro de Estudios para la Producción, se señala que las firmas más importantes son Dow Chemical y Repsol (polietileno), Petroken y Petroquímica Cuyo (polipropileno) y el grupo belga Indupa Solvay (PVC). La industria transformadora del plástico está integrada mayormente por pymes, pero el grado de concentración también es elevado. Entre los proveedores de tuberías de polipropileno se destacan Grupo Dema, Industrias Saladillo y Polimex, mientras que los caños de PVC son abastecidos fundamentalmente por Amanco, Nicoll Eterplast, Tuboforte y Tigre Argentina.
La competencia también es reducida en la industria del cemento. Este insumo se mantuvo estable en el último año, pero desde la devaluación aumentó 168 por ciento, pese a que la roca caliza que sirve de materia prima se extrae de las canteras existentes en el país y la producción se destina casi exclusivamente al mercado interno (en 2004 se exportó apenas el 2,2 por ciento). Los aumentos de la energía y los combustibles inciden en los costos, pero la conformación oligopólica del mercado es lo que permite subir los precios de acuerdo al interés de las empresas. Loma Negra (Fortabat), Minetti (propiedad de la suiza Holcim) y Cementos Avellaneda (consorcio español Molins/Uniland) controlan el 97 por ciento del mercado y mantienen circuitos de comercialización diferenciados, con pocas zonas en las que se plantea una competencia abierta de precios.
Una situación similar se repite en el mercado de las cerámicas para revestimientos (pisos y azulejos), donde los precios, según la CAC, subieron 274 por ciento desde la devaluación, pese a que las materias primas (feldespatos, arcillas, caolines, dolomitas y talco) provienen de la industria minera local. Los principales beneficiados son San Lorenzo, Cerro Negro (Grupo irlandés CRH), ILVA y Alberdi, quienes controlan dos tercios del mercado. Otro sector con fuertes subas es el de los ladrillos huecos que aumentaron 258,6 por ciento desde diciembre de 2001 y 12,3 por ciento en el último año. Las empresas dominantes allí son Cerámicas Stefani, Later-cer/Cerámica Quilmes, Cerámica Campana y Loimar. El oligopolio también se extiende a los mercados de la pintura (Alba, Colorín, Shervin & Williams y Cintoplom concentran el 60 por ciento del mercado), el vidrio (dominado por la empresa Vasa, subsidiaria del grupo inglés Pilkington), la grifería y los sanitarios (Grupo FV-Ferrum) y el aluminio (hegemonizado por Aluar).
En el caso de la arena, el negocio está atomizado, pero la magnitud de las subas también impacta. El precio del metro cúbico trepó de 9,60 a 35,42 pesos (269 por ciento) entre diciembre de 2001 y febrero de 2005 y sólo el último año acumuló una suba de 45 por ciento. La actividad conlleva bajos costos de producción porque implica la extracción bruta de la arena del fondo del río y el transporte, sin proceso industrial. La suba del gasoil incide en los costos, pero no alcanza para explicar la suba.
Es difícil predecir qué va a pasar con los precios de la construcción en los próximos meses. En el sector sostienen que si el crecimiento de la actividad continúa es probable que haya una recomposición de los salarios, la cual hasta ahora quedó rezagada por las dificultades que tienen los trabajadores para negociar en un contexto de alto desempleo. Los proveedores de insumos parecieran haber recompuesto, e incluso ampliado, sus márgenes de ganancia, pero las ventajas que les otorga la estructura oligopólica de los mercados podría llevarlos a seguir presionando sobre los precios, dejando poco margen para el “boicot ciudadano” debido a las estrategias cartelizadas.
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