Si Argentina creciera al 5 por ciento anual se necesitan inversiones por 1000 millones de dólares por año para evitar una crisis eléctrica. El diagnóstico está formulado por Silvio Resnich, CEO y gerente general de Transener, la principal transportadora eléctrica del país, liderada por Petrobras y el Fondo Dolphin. Una de las primeras privatizadas que cerró la renegociación provisoria de su contrato y ahora apuesta a una versión definitiva que le permita afrontar la compra de insumos dolarizados.

Hace poco declaró a una revista especializada que, a pesar de las inversiones actuales, es ineludible una crisis en el 2007.

–Hubo un crecimiento de la demanda fenomenal que tuvo una muy buena respuesta oficial: cada semana se licita una obra de ampliación de la red.

¿Esos deberes oficiales alcanzan para atender la demanda creciente?

–Depende del escenario. Lo más factible es que haya que administrar la demanda, subiendo el precio o con cortes. El sistema está trabajando a pleno. Estamos trabajando sin red y cualquier dificultad que se presente será muy difícil de subsanar. Lo ideal, de aquí a diez años, es que haya redundancia: que si se cae una línea haya otra para reemplazarla. De cualquier modo, soy optimista.

¿Por qué?

–Porque el Gobierno se dio cuenta del problema y reaccionó.

Está muy optimista.

–Sucede que el Gobierno empezó a trabajar en los planes de largo plazo en el área de transporte. Lo que no me queda muy claro es el área de generación, donde no hay redundancia. Lo más firme e inmediato es subir la cota de Yacyretá, pero esto requiere una maduración de año o año y medio. El peligro es que la oferta crecerá menos que la demanda, es decir, habrá restricción de oferta.

¿Entonces habrá cortes, por ejemplo, a la industria?

–Depende de cuánto crezca la economía. Se inauguraron varias obras pequeñas que permitieron superar cuellos de botella. Todo sigue dependiendo del frío y de la disponibilidad hidráulica.

Fuentes brasileñas de Petrobras admitieron que podrían vender su participación en la empresa a Electrobras. De concretarse la operación, ¿no hay riesgo de que desvíe hacia Brasil la energía argentina?

–De ninguna manera. Eso no ocurrirá nunca. No puede ocurrir. Días pasados se cayeron tres líneas de Itaipú y Brasil le pidió energía a Argentina, que se está importando por los cauces normales. Transener es una empresa muy compacta, con brillantes técnicos todos argentinos, disputados desde otros lugares del mundo. Ningún cambio societario modificará esto.

¿Cuál es la clave para que Transener haya renegociado exitosamente su deuda cuando aún tiene que definir un contrato definitivo, que incluya una revisión tarifaria integral?

–Una empresa que puede reestructurar el 98,8 por ciento de su deuda es porque es creíble. Si uno piensa en positivo y considera que este es un país en serio, supone que esta película va a terminar bien y que el nuevo contrato dará capacidad para reinvertir.

¿Cuál es el aumento tarifario que permitiría esa inversión?

–No puedo precisarlo. Nosotros tenemos muchos componentes importados y por eso todo depende del mix peso-dólar. Recién ahora, estimuladas por el Plan Federal, hay empresas nacionales que empezaron a fabricar torres, conductores y transformadores.

¿Cuánto se necesita para evitar un colapso en el sistema eléctrico?

–Las inversiones son cuantiosas. Si la economía crece un 5 por ciento anual en los próximos diez años se necesitan unos 1000 millones de dólares por año para aumentar la capacidad de generación y la de transporte.

¿Cómo se consiguen esos recursos?

–Hay que buscar fuentes mixtas, del Estado y de los privados.

¿Cuál es la tasa de retorno pensada para el nuevo contrato?

–Un 10 por ciento. Igual a la de cualquier otro lugar del mundo.

¿Entonces Argentina no es un país especialmente riesgoso?

–Estamos viviendo en un país con un riesgo país menor a 400 puntos y creo que el Gobierno está empeñado en mantener un superávit fiscal importante.