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Domingo, 18 de diciembre de 2005

LOS CAMBIOS EN EL MINISTERIO DE ECONOMIA

Debates pendientes

El aumento de precios se ha convertido en el campo de batalla de la nueva gestión en el Palacio de Hacienda

 Por Por Isaac Rudnik y Jacob Goransky *

El reemplazo de Roberto Lavagna estuvo precedido de una serie de debates sobre la política económica, en la que el ex ministro fijó posiciones que, de haber predominado en la conducción económica, hubieran significado un fuerte retraso en el avance hacia las transformaciones que no sólo son imprescindibles, sino que se van convirtiendo en urgentes. Conviene entonces revisar algunos de los ejes de esos debates, ahora promovidos desde posturas críticas por la nueva ministra de Economía.

En la teoría se señalaron siempre los siguientes aspectos como los rasgos salientes de cualquier proceso inflacionario:


1. Déficit fiscal.

2. Emisión espuria de dinero.

3. Expectativas inflacionarias y desconfianza en la moneda nacional.

4. Puja distributiva-exceso de demanda por altos salarios.

Veamos cómo se verifican estos elementos en la Argentina de hoy:

1. Desde el 2003 no deja de haber superávit fiscal.

2. No hay emisión espuria de dinero: las compras de dólares del Banco Central se incorporaron a las reservas generadas por el superávit fiscal, y sin endeudamiento.
3. No hay corrida contra el peso. Por el contrario, hay ahorro y creció la inversión. Los procesos inflacionarios siempre se reflejaron en alto ahorro en moneda extranjera, lo cual ahora no está sucediendo. Ello revela confianza de los agentes económicos (empresas, familias y Estado), que se expresa en el crecimiento de la economía. La “expectativa inflacionaria” está manipulada por las empresas y por los medios de comunicación. ¿Cómo explicar, si hay temor de inflación, que se venda a 12 y 24 cuotas cualquier clase de artículos y a precio fijo? Cuando hay inflación la gente huye del peso y los indicadores monetarios, muy superiores a los históricos, indican lo contrario, ubicando al país casi como un país “normal”. El peligro de la inflación por expectativas es que se puede convertir en una “profecía autocumplida”, alentada por las empresas formadoras de precios –que son pocas e identificables– y los medios de comunicación.

4. En cuanto a la puja por la distribución del ingreso, todas las series indican un incremento de productividad en los últimos años, acompañado de bajos salarios, desocupación y exclusión, por lo que es claro que las ganancias de productividad fueron apropiadas por el sector empresario. Se evidencia la ausencia del Estado con una política activa para ir reparando las consecuencias del accionar de los monopolios. Por el contrario, el Estado actuó coactivamente para resguardar esa lógica perversa. El traslado de los aumentos salariales a los precios sólo manifiesta la decisión de los grandes grupos económicos de no resignar las crecientes ganancias apropiadas como consecuencia de los incrementos de productividad.

Nuevamente, las diferencias se instalaron alrededor de: a) el gasto público: el ex ministro planteaba contenerlo; b) el incremento de las tasas de interés: Lavagna planteaba subir los encajes para reducir el circulante, y c) del peligro de inflación por la suba de los salarios: él criticaba a los trabajadores que reclaman incrementos. Como sucedió históricamente, los que acompañan estas posiciones son los mismos sectores empresarios que –hay que recordar– pertenecieron a la “patria contratista” y la “patria financiera” de los años ochenta. Y luego de desguazar al Estado con una rapiña no comparable a país alguno, se apropiaron de las empresas estatales. Todo, apoyados por los economistas “prestigiosos”.

El accionar del nuevo equipo económico se concentra fundamentalmente en presionar a los monopolios que comercializan y producen en y para el mercado interno, para que bajen los precios de los principales productos que conforman la canasta familiar. Anuncia el lanzamiento desde el Banco Nación de créditos para favorecer el incremento de la inversión, con loque apunta, por un lado, a evitar el estancamiento de la oferta dando señales claras de la voluntad de sostener el crecimiento de la economía. Y, por otro lado, a recuperar el rol de la banca pública como agente dinamizador de las políticas económicas del Estado. Todo esto acompañado de una rebaja en los encajes bancarios, lo que permitirá a los bancos mantener una importante liquidez que posibilita el lanzamiento de líneas de crédito. Además, no ha habido ninguna pista en dirección de volver a señalar a los incrementos salariales y a los reclamos de los trabajadores como causas de renovadas “expectativas inflacionarias”. Se apuntan los cañones contra los monopolios y sus voceros, indicando con claridad dónde radican los principales problemas de nuestro país y cuál es el camino por el que hay que avanzar para solucionarlos.

* Equipos técnicos del Movimiento Barrios de Pie.

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“La expectativa inflacionaria está manipulada por las empresas”, afirman Rudnik y Goransky.
 
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