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Domingo, 18 de diciembre de 2005

E-CASH DE LECTORES

El fantasma

Después de unos años de cierta tranquilidad en materia de precios, ha empezado a resurgir la inflación. Es decir el aumento de los precios que tanta inquietud e inestabilidad trae a la sociedad. Comienzan, por lo tanto, las diversas especulaciones sobre sus causas profundas y cómo frenarla. Por eso empezamos a escuchar al presidente Kirchner atacar a los supermercadistas como generadores de los aumentos, a éstos defenderse y achacarles el mal a los fabricantes proveedores de las mercaderías, y éstos, a su vez, poner la causa en los aumentos de salarios. Y así, según las explicaciones que se le dé, se comienza entonces con la aplicación de diversas medidas para frenarla. Pero, ¿se dará algún día con la verdadera causa que la produce para solucionarla definitivamente? Todo depende por cierto de que se descubra la verdadera causa. Es así como, en el afán de ayudar en algo al descubrimiento de este mal, que intentaré aportar algunas ideas. Ya sé que muchos me dirán que para qué me meto en el tema si no sé nada de economía y que les deje las explicaciones a los economistas. Tienen razón, no sé un pito de economía, pero... ¿es que la inflación es un fenómeno solamente económico? Veamos. La economía es la teoría que trata de entender y explicar el fenómeno de la producción de las riquezas y de su distribución. Pero no es una ciencia, pues se queda en el mero hecho numérico o matemático y toda una serie de posibilidades, pero sin entender el fenómeno social en el cual se enmarca. Es decir, no tiene en cuenta al hombre o a los hombres, que son quienes la llevan a la práctica día a día. No tienen en cuenta que la economía se trata de un fenómeno humano y, por lo tanto, si no se tiene en cuenta al hombre, sus valores, principios, aspiraciones e ideologías personales, poco se sabrá acerca de ella por más números y palabras difíciles que se manejen. Se deberá tener en cuenta también qué tipo de relaciones sociales se han establecido los hombres para su funcionamiento: si prima el bien individual sobre el social, que constituye el sistema capitalista, o si, por el contrario, se prioriza el bien común sobre el individual, y hablamos así de socialismo. Ubiquémonos en el sistema capitalista en el que estamos insertos: el valor principal es el lucro y la posesión de bienes y riquezas (“tanto tenés tanto valés”, es el lema social); es individualista y competitivo, y por tanto los otros no son seres similares con quien compartir y cooperar para la construcción del bien común, sino que son rivales en la competencia por acaparar cada día más. Y por tanto la sociedad no es un espacio de convivencia confiada y feliz para todos, sino que es un gran campo de batalla en el que se pelea a diario, algunos para sobrevivir, y otros para acumular cada día más sin límite alguno y sentirse así cada vez más poderosos. Si hasta aquí los que me han seguido me encuentran algo de razón, podemos llegar a concluir que la Economía no es solo un problema a resolver por los economistas, sino que incluye un problema moral o ético. Así, hasta tanto no encaremos el problema social de la degradación y pérdida de valores humanos a cambio de la posesión de valores materiales, el problema de la inflación será un problema sin solución por más técnicos que se recambien.

Raúl Cima
Córdoba
[email protected]

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