DEBATE SOBRE LA METODOLOGIA DE MEDICION DEL INDEC
El Indec elabora el índice por “el enfoque de ingresos”. Es el sistema más difundido internacionalmente. Pero los especialistas advierten que tiene falencias.
› Por Diego Rubinzal
En 1975, la pobreza apenas alcanzaba un 4 por ciento de la población y la indigencia era prácticamente desconocida. Por aquellos años, la obtención de un empleo permitía vivir con un mínimo de dignidad. En la actualidad, estar empleado no asegura el abandono de los registros de pobreza. Los bajos salarios explican por qué la pobreza disminuye a un ritmo bastante inferior al descenso de la desocupación.
El diputado y economista de la CTA, Claudio Lozano, afirma que “las mediciones realizadas por el Indec son confiables. En este sentido, la línea de ingresos que el Instituto plantea se ha revelado como adecuada para captar los ‘nuevos pobres’ (es decir, la involución de las capas medias que no eran captadas por las mediciones de pobreza estructural). Esta medición también resulta de utilidad para establecer la tendencia que este flagelo adquiere a lo largo del tiempo”. La opinión de Lozano es compartida por especialistas consultados por este suplemento, que respaldan la seriedad con la que trabajan los profesionales del Instituto oficial.
Sin embargo, las posiciones no son unánimes a la hora de afirmar si el método elegido para medir la pobreza resulta el más adecuado. La metodología adoptada por el Indec es la conocida como “línea de la pobreza” o “enfoque del ingreso”. Esta consiste en definir a partir de los ingresos de los hogares si éstos tienen capacidad para satisfacer un conjunto de necesidades alimentarias y no alimentarias esenciales (vestimenta, transporte, educación, salud, etc.), que forman parte de lo que se denomina la “Canasta Básica Total”. Para calcular la incidencia de la pobreza se analiza la proporción de personas cuyos ingresos no superan el valor de dicha Canasta.
La postura mayoritaria defiende la metodología adoptada por el Instituto. Luis Beccaria, ex titular del Indec y actual investigador de la Universidad Nacional de General Sarmiento, sostiene que “con respecto al tema de la pobreza hay que tener en cuenta que no existe un consenso académico acerca de su definición conceptual y por lo tanto sobre su medición. El enfoque del ingreso utilizado por el Indec es un criterio bastante razonable en una economía capitalista en la que el acceso a los bienes se da a través del mercado”.
No es un dato menor que esa medición es la que se encuentra más difundida internacionalmente. Es la elegida como indicador oficial, por ejemplo, por Chile, México, Uruguay y Estados Unidos. También, es la metodología adoptada por la Cepal para sus estimaciones regulares de la pobreza de la región.
En cambio, Lozano realiza algunas observaciones: “El Indec ha elaborado una nueva metodología de medición mucho más adecuada que la vigente y que se basa no en establecer un coeficiente fijo sobre la canasta alimentaria sino en establecer distintos coeficientes que consideran las distintas tipologías del individuo y del hogar (por ejemplo, alquiler, hijos en edad escolar). Esta metodología se elaboró a partir de la encuesta de gasto de los años 1996/97. Sin embargo, el Indec sigue trabajando con la metodología vieja y con la encuesta correspondiente a 1988. Si usara la encuesta actualizada, la pobreza y la indigencia serían mayores.
Otro elemento que la línea de ingresos no permite mensurar es “cuánto tiempo debe trabajar una persona para alcanzar el ingreso suficiente para no ser pobre. No es lo mismo que una persona lo logre con una jornada normal, o que alcance ese nivel sobre la base de una extensa jornada horaria”, agregó Lozano.
La discusión sobre estos tópicos no es patrimonio de la Argentina sino que está planteada a nivel mundial. El Premio Nobel de Economía indio, Amartya Sen, dice que la “línea de la pobreza” tiene serias deficiencias para realizar comparaciones que permitan diagnosticar adecuadamente las variaciones producidas en el período encuestado. En tal sentido, sostiene que el indicador no registra las variaciones en la transferencia de ingresos entre sectores sociales y en la profundidad de la pobreza.
Con respecto a las transferencias de ingresos, Sen afirma que el indicador debería reflejar una mejora en la situación de los sectores más pobres cuando se produzca una redistribución de ingresos a su favor, y que por el contrario debería detectar un retroceso cuando se produzca una concentración de los ingresos. Esto no ocurre con la “línea de la pobreza” que no es sensible a la redistribución de ingresos desde los sectores pobres a los sectores más acomodados. Es decir, el indicador seguirá denunciando el mismo porcentaje de pobreza a pesar de que la situación de los sectores vulnerables ha empeorado.
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