Domingo, 11 de junio de 2006 | Hoy
MODELO DE PAIS Y CRECIMIENTO ECONOMICO
En los últimos 40 años predominó una política que provocó la desindustrialización. Proceso de recomposición del tejido productivo.
Por Alejandro Barrios y Alejandro Robba *
En 1976, en lugar de realizar los cambios necesarios para superar las restricciones estructurales de la sustitución de importaciones (ISI), la dictadura militar optó por imponer un nuevo modelo de acumulación. Este fue de hegemonía financiera, que tiró por tierra todo lo realizado hasta ese momento. Con ello empezó a desarmarse toda la institucionalidad del estado de bienestar edificado a partir de la figura del asalariado. Las consecuencias posteriores de desempleo, pobreza e indigencia no son ajenas al abandono de aquella industrialización.
Se sabe que la industria en el país no sólo pierde peso relativo en el total de la actividad económica sino que también lo hace en términos absolutos. Si bien es verdad que el nuevo modelo de apertura indiscriminada y revaluación cambiaria brindaba señales a favor de los servicios, no es menos cierto que las políticas sectoriales implementadas desde 1976 tuvieron un claro sesgo antiindustrial, apostando a la relocalización de grandes empresas y a la concentración económica.
Dos son las conclusiones más evidentes que surgen al analizar los datos sobre establecimientos industriales de los principales centros urbanos industriales:
1 La ciudad de Buenos Aires es el centro urbano que presenta la mayor pérdida en las últimas décadas: 69 por ciento menos de establecimientos industriales en 40 años, todo un record.
2 Todos los centros urbanos tradicionales pierden industrias, pero en diferentes proporciones, provocando cambios en la participación relativa y un nuevo mapa de localización industrial.
En efecto, los datos censales muestran, por ejemplo, que la pérdida de importancia industrial de la ciudad de Buenos Aires (y también del primer cordón del Gran Buenos Aires) no es absorbida por los tradicionales centros urbanos industriales sino por distritos de nueva industrialización, o sea jurisdicciones que cuentan con regímenes de promoción industrial, con sistemas aduaneros diferenciales o con políticas de desgravaciones impositivas, como ha sido el caso de la provincia de Buenos Aires.
Las causas de este proceso exceden al contexto macroeconómico adverso (apertura y revalorización de la moneda), debiendo analizarse más en detalle la orientación de las políticas de relocalización industrial.
Si bien los distritos de industrialización reciente vienen incorporando empresas desde los años ’80, es durante la convertibilidad que las inversiones industriales generaron una nueva configuración territorial. Estas se dirigieron, en gran medida, hacia los distritos que aún mantienen los regímenes de promoción industrial, a los que se les suman emprendimientos en los parques industriales del tercer cordón del conurbano bonaerense. En este último se conformaron nuevos distritos productivos a partir de la sanción de la Ley Provincial de Promoción Industrial. Estos estímulos, más la legislación porteña, que ha intentado sistemáticamente alejar el sector productivo de su territorio, han provocado que varias grandes empresas de la ciudad de Buenos Aires se radicaran en esos parques. Actualmente se está discutiendo en la Legislatura porteña un cambio regulatorio denominado “Ciudad productiva” que solucionaría en parte este sesgo antiindustrial.
Para terminar, el nuevo contexto industrial que han dejado los últimos cuarenta años está caracterizado por pérdida general de establecimientos y empleo, mayor concentración sectorial, pérdida de pymes en toda la cadena productiva, nuevo mapa territorial a favor de espacios de nueva industrialización y alta extranjerización de la propiedad.
El proceso desindustrializador afectó de manera diferenciada al sector pyme y a los actores más concentrados de la industria. Por ejemplo, las políticas de promoción que estimularon la relocalización industrial favorecieron principalmente a las grandes empresas que tienen recursos para mudarse de los centros de altos consumos y seguir abasteciéndolos desde zonas más alejadas.
Actualmente se está en presencia de un nuevo modelo económico que privilegia la renta productiva por sobre la financiera. De mantenerse el actual ritmo de crecimiento industrial, se podría llegar al próximo censo económico con datos que reviertan la tendencia de estos cuarenta años. Pero este proceso requiere pensar el modelo de país que pueda sostener y potenciar este crecimiento. ¿Estarán todos los actores que deben hacerse cargo de este nuevo escenario?
* Economistas de Fetyp (Fundación Estado, Trabajo y Producción).
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