Domingo, 31 de diciembre de 2006 | Hoy
EL PROCESO DE GLOBALIZACION Y LA ESCASEZ DE RECURSOS NATURALES
Los recursos naturales y el sector financiero han adquirido una significación sin igual. Límites a la evolución del capitalismo.
Por Miguel Teubal*
¿Qué tienen en común la crisis energética, la lucha por la tierra en regiones de expansión sojera y la contaminación ambiental, sea ésta por fumigación aérea con glifosato, el uso de cianuro en la producción minera, o la que se perfila con la instalación de las pasteras en Fray Bentos?
Todos estos conflictos tienen un punto en común –aunque no siempre en forma directa– con el accionar de grandes empresas transnacionales que, al amparo de años de neoliberalismo, han adquirido un poder inusitado en el país y en América latina. Privatizar, desregular, abrirse a la economía mundial, todos preceptos inmaculados del ideario neoliberal, engendraron estas consecuencias: el auge de transnacionales que operan en el campo de los recursos naturales casi sin control, y que inciden sobre el medio ambiente. Se trata de la consecuencia lógica de la expansión “del mercado” en áreas que tradicionalmente constituían parte del dominio público en aras del bien común.
Como señala Noam Chomsky: “La privatización reduce la arena pública por definición y transfiere decisiones de la arena pública a manos de tiranías privadas que no rinden cuentas ante nadie. Las corporaciones no son otra cosa. Y esto, por definición, quebranta las democracias” (Chomsky, Noam, Los dilemas de la dominación, en Varios autores, Nueva Hegemonía Mundial, Clacso, página 23).
Se trata de una nueva etapa en el desarrollo del capitalismo. La etapa de la plena globalización en la cual los recursos naturales juntamente con el sector financiero adquieren una significación sin igual. Por una parte, está el traslado de gran parte de la industria europea y norteamericana hacia regiones del Tercer Mundo que ofrecen salarios bajísimos y condiciones óptimas para sus operaciones. La mano de obra barata considerada como un recurso fundamental. Brasil, la India, Centroamérica y el Caribe están siendo sustituidos por China. Plantas fabriles enteras de Alemania o de los Estados Unidos son trasladadas a China, que se ha transformado en la plataforma de exportación a la economía mundial por excelencia. Por otra parte, América latina, con otras regiones del Tercer Mundo, constituyen una fértil región de tierra abundante, agua, biodiversidad y recursos naturales susceptibles de ser explotados por esas corporaciones. Se trata de una región en la que todavía no prevalece una conciencia ambiental importante como para constituirse en una “traba” para inversiones extranjeras contaminantes. De allí la importancia de la región para las inversiones de capital en múltiples rubros, muchas de ellas altamente contaminantes, como lo son las papeleras y las mineras, aunque también las que tienen que ver con la expansión de la soja transgénica.
Desde hace años, diversos autores bregaron por la necesidad de tomar conciencia de que los recursos naturales pueden agotarse, y el medio ambiente deteriorarse significativamente, o sea de que existen “límites al crecimiento económico”, que es el título del famoso estudio realizado por el MIT para el Club de Roma en 1973. Históricamente solo la ley poblacional malthusiana imponía límites a la evolución de la economía mundial. A partir de mediados del siglo XX se comienzan a señalar y potenciar otros factores: la falta de recursos naturales y el medio ambiente, entre otros.
El Club de Roma y otros múltiples estudios elaborados hace 20-30 años han señalado varias limitantes a la evolución del capitalismo que están haciendo eclosión en la actualidad. Se señaló que el crecimiento del stock de capital industrial requería grandes insumos de recursos naturales, que tenderían a agotarse. Igual situación afectaría a la producción alimentaria si no se aplicaban medidas “correctoras” de importancia. Y con el andar de los años el medio ambiente también comenzó a preocupar incluso a miembros del establishment mundial.
Las consecuencias de todo esto no son difíciles de vislumbrar. Afectan a la población en general y a determinadas localidades en particular. La asamblea de Gualeguaychú es plenamente consciente de ello. Lo mismo ocurre con las minas que comienzan a pulular en todo el territorio. La soja transgénica no aparece en los medios por tener estas consecuencias, excepto en casos puntuales: cuando se fumigan con glifosado regiones enteras, cuando se desbarata la yunga deteriorando el medio ambiente, generándose inundaciones y desertificación en vastos territorios.
No es de extrañar, entonces, que los pueblos se organicen, que surjan movimientos sociales, movimientos campesinos e indígenas que defienden sus formas de vida e intereses y que se manifiesten protestas que reclaman ante las autoridades públicas. Son movimientos que sirven a la democracia.
* Economista, profesor consulto de la UBA, investigador del Conicet y del Instituto de Investigaciones Gino Germani.
• “¿Qué tienen en común la crisis energética, la lucha por la tierra en regiones de expansión sojera y la contaminación ambiental?”
• “El accionar de grandes empresas transnacionales que, al amparo de años de neoliberalismo, han adquirido un poder inusitado en el país y en América latina.”
• “Se trata de la consecuencia lógica de la expansión ‘del mercado’ en áreas que tradicionalmente constituían parte del dominio público en aras del bien común.”
• “Históricamente sólo la ley poblacional malthusiana imponía límites a la evolución de la economía mundial.”
• “A partir de mediados del siglo XX se comienzan a señalar y potenciar otros factores: la falta de recursos naturales y el medio ambiente, entre otros.”
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