Domingo, 14 de enero de 2007 | Hoy
NOTA DE TAPA
Por David Cufré
El acuerdo del Gobierno con las prepagas defraudó a muchos usuarios que suponían que las tarifas aumentarían menos de lo que pretendían las empresas, pero sin tener que asumir de ahora en más un cargo adicional por cada visita al médico. Héctor Capaccioli, superintendente de Servicios de Salud, concedió en esta entrevista con Cash que los copagos “son odiosos”, pero se empeñó en demostrar que el convenio que negoció junto a Guillermo Moreno, el secretario de Comercio Interior, resulta beneficioso para los afiliados. El funcionario aclaró, además, las dudas que todavía persisten sobre la instrumentación del sistema, y dijo que antes de mitad de año deberá estar aprobada una ley que regule el sector. Esa norma debería lograr que las compañías de salud cambien de lógica, porque hoy “destinan más plata al marketing que a la prestación médica”.
La gente está enojada con el Gobierno por el acuerdo con las prepagas.
–Los usuarios tienen que ser conscientes de que ésta es la primera vez que un gobierno los defiende. Los afiliados directos, que firman contratos individuales, antes quedaban librados a la relación entre un ciudadano común y una empresa. Su posición era muy vulnerable. En agosto del año pasado, el Gobierno impidió un aumento del 15 por ciento.
Pero no eran las mismas empresas que aumentan ahora.
–Sí, eran las mismas. Les frenamos el aumento. Llamamos a la gente a no pagar. Eran exactamente las mismas empresas. Es decir que su pretensión era subir las tarifas entre un 37 y un 40 por ciento, contando el ajuste de 15 por ciento de agosto de 2006 y el del 22 de enero de 2007. Lo concreto, lo real, es que lo bajamos a un aumento de 2 por ciento. Los usuarios saben que el Gobierno les defendió el bolsillo. Y además, empezamos a inculcar algunos conceptos solidarios en una actividad absolutamente mercantilista, como que las embarazadas y los bebés de hasta un año no pagan copagos, los adultos mayores tampoco por los primeros cinco días de internación y los enfermos crónicos tampoco, sin períodos de carencia.
Pero se incorporan los copagos.
–Los copagos son odiosos. Los aceptamos como un paliativo, a pedido de las prepagas. No fue una propuesta nuestra. Muchas ya los tenían. Lo que hicimos fue consensuar algunos valores en base a estudios de mercado. Y son valores de hasta tantos pesos, no valores fijos. Cuando decimos que la consulta médica puede costar hasta 20 pesos dejamos abierta la posibilidad a las empresas que quieran competir de cobrar menos o no cobrar nada.
¿A los 20 pesos hay que sumarles el IVA?
–No, las tarifas difundidas de los copagos son el precio final.
Con el agregado de los copagos desaparece el concepto de seguro de salud, adonde estaba todo cubierto.
–El ejemplo no es malo, pero no es cierto que estuviera todo cubierto. Hay períodos de carencia, exclusiones. En la letra chica de los contratos dice que están cubiertos hasta tantos días de internación, hasta tantas sesiones de atención psiquiátrica al año. Los usuarios no leen la letra chica porque firman de buena fe. Pero llegado el caso, descubren que no tenían la cobertura que suponían, y cuando van a reclamar a Defensa del Consumidor no hay mucho que hacer. Por otra parte, cualquier empresa de seguros cobra menos mientras menor sea la tasa de uso. Eso es el scoring. En las prepagas, por más que un afiliado tenga una tasa de uso cero, por más que no vaya nunca al médico, por el solo hecho de cumplir años paga más.
El temor de los usuarios es que con los copagos gastarán más que antes.
–Si uno piensa que va a ir todos los días al médico va a gastar mucho más. Pero vamos a poner números concretos y reales: a un matrimonio con dos hijos que pagaba 600 pesos por su plan, un aumento del 20 por ciento le significan 120 pesos extra por mes, que al año suman 1440. Si esta familia paga el 2 por ciento en enero, más el 2 por ciento en marzo y el 2 en mayo, el abono se le incrementa en el año en 360 pesos. Y a eso tiene que agregar la tasa de uso que haga con los copagos.
En ese ejemplo, el afiliado se “ahorra” 1080 pesos en el año por un menor incremento del abono. ¿Y cuánto pagará de más por los copagos?
–En todos los estudios que hemos hecho nos da que de ninguna manera el aumento para esa familia sería mayor al 10 por ciento, porque uno no va al médico todos los días. Y si tiene que ir es porque sufre alguna cronicidad y las enfermedades crónicas están exentas de los copagos. La tasa de uso en la seguridad social arroja un promedio de dos visitas al médico por año por beneficiario.
¿Los afiliados a las prepagas van al médico dos veces por año?
–En la seguridad social, la tasa de uso promedio es de dos, y en las prepagas, de cuatro. Son 80 pesos.
¿Nada más que cuatro veces al año?
–Esa es su tasa de uso promedio. De todos modos, y esto lo quiero dejar perfectamente claro, la solución de los copagos es transitoria, porque la solución definitiva quedará plasmada cuando tengamos por ley un marco regulatorio de la actividad. Necesitamos un marco regulatorio porque estamos hablando de la salud de casi 800 mil argentinos.
¿Cómo explica que al día de hoy el sector no esté regulado?
–Hay varias preguntas con respuestas complejas. Cómo se entiende que no se haya votado una nueva ley de radiodifusión y tengamos la ley de los militares. Cómo entendemos que las prepagas se hayan considerado a sí mismas como seguros individuales y no les haya interesado nunca tener un marco regulatorio. Y cómo entendemos que los legisladores nunca se preocuparan por promulgar esas leyes necesarias. Hoy creo que el Congreso ha madurado. Hasta ahora veníamos a contramano. Algunas empresas tenían mayor capacidad de lobby en la Cámara de Diputados que el espíritu necesario de los legisladores para promulgar una ley. Eso hoy no pasa.
¿La ley de marco regulatorio se incluirá en las sesiones extraordinarias?
–Si no es en extraordinarias, nuestra intención es que la ley se apruebe antes del primer semestre del año.
¿Qué es legalmente válido, que las prepagas facturen con un aumento del abono del 2 por ciento o con una suba del 22?
–El afiliado que venía con un plan “azul”, por llamarlo de alguna manera, que le cobraban 100 pesos, en el mes de enero sigue teniendo el plan azul con un abono de 102 pesos y copagos.
¿Y si el afiliado no quiere un plan con copagos?
–Este mes las empresas presentarán programas de beneficios integrales, donde se incluyen otras prácticas no específicamente de salud. Los usuarios pueden optar por esos planes.
Pero si no hacen ningún movimiento se quedan con el que ya tenían, más los copagos.
–Efectivamente. ¿Qué pasa si les llega la factura con un aumento del 22 por ciento? Tienen que pedir que les refacturen con una suba del 2. ¿Qué pasa si ya la pagaron? Les tienen que dar una nota de crédito, que los usuarios podrán utilizar el mes siguiente como parte de pago del plan con un incremento del 2 por ciento o como parte de pago de un plan nuevo con beneficios adicionales.
¿Los copagos ya se están aplicando?
–Toda instrumentación de un nuevo modelo trae unos días de incertidumbre. Las empresas todavía tienen que informar a los afiliados las nóminas de los copagos, tienen que decirles a los profesionales cómo cobrarlos. Toda esa instrumentación la vamos a seguir muy de cerca los próximos días. Lo que sí queda claro es que los únicos planes autorizados hasta ahora son los que aumentan 2 por ciento.
¿El copago va para el profesional o para la prepaga?
–Lo que intentamos es fortalecer el pago de los profesionales. Ahora, los profesionales no dependen de la Superintendencia sino de un contrato con la empresa de salud. Queremos fortalecer sus ingresos para que los usuarios tengan la atención que corresponda. Muchas veces, como los profesionales no están bien abonados, atienden cinco minutos y no hacen la revisación que corresponde. Entendemos que si el monto del copago va para ellos se fortalecerá el servicio. Pero es una decisión contractual de cada empresa con sus profesionales.
¿Qué porcentaje de la recaudación de las prepagas se destina a atención médica?
–La Superintendencia regula a las obras sociales. Por resolución, las obligamos a destinar casi el 90 por ciento de sus ingresos a atención médica. Pero no se puede comparar el sistema solidario de las obras sociales, que presta servicio a 15 millones de argentinos, con una actividad comercial pura como son las prepagas. Muchas veces las prepagas dedican más plata al marketing que a la prestación médica.
¿Eso se puede corregir con la regulación?
–La ley lo que hará es dejar marcos generales bien fijados y aclarar los derechos de los usuarios, para salir de una trampa actual del sistema que es la judicialización. La gente no tiene claro cuáles son las prestaciones cubiertas, no conoce la letra chica.
¿Habrá un límite al copago por internación o el afiliado deberá pagar 100 pesos por día de manera indefinida?
–Habrá un límite.
¿De cuántos días?
–Lo estamos estudiando. Si una persona tiene que permanecer internada más de una semana hay que ver la complejidad y se harán las excepciones del caso. Hoy las internaciones promedio no superan las 72 horas. Ahora, como todo nuevo sistema, haremos las aclaraciones del caso a medida que haga falta.
¿Qué pasa con los que derivan aportes a través de una obra social?
–Eso es más claro todavía, porque son planes superadores que debe autorizar la Superintendencia. Ahí se va a autorizar un aumento de 2 por ciento.
El proyecto de ley que regula las prepagas, con dictamen de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, incluye algunas medidas resistidas por las empresas. Héctor Capaccioli dio varias definiciones que anticipan la discusión que se viene.
¿Está de acuerdo con que haya un organismo permanente de control de las prepagas que regule sus tarifas?
–Estoy de acuerdo. El proyecto de ley le da herramientas a un organismo del Estado para que defienda intereses. Y debe defender no sólo la canasta de prestaciones que deben recibir los usuarios sino también el precio que tienen que pagar.
El proyecto en el Congreso también establece que los afiliados a una prepaga que quiebra deben ser redistribuidos entre las demás del sistema.
–Y sí, es lógico. Hasta ahora si una empresa quiebra, los usuarios con alguna enfermedad, como una cardiopatía, no consiguen que los tomen en ninguna otra prepaga. Hay que defender a los usuarios más vulnerables, que son los que tienen preexistencias y carencias. La redistribución de afiliados será facultad del organismo que fije la ley. Nosotros creemos que debe ser la Superintendencia.
El Gobierno estudia eliminar el tope de 4800 pesos para los aportes salariales a las obras sociales. Los trabajadores que ganen más de esa cifra, en su mayoría personal jerárquico, sufrirán un descuento mayor, dado que integrarán el tres por ciento del total de su salario. Las empresas que los contratan también deberán aumentar sus contribuciones, lo que seguramente generará la resistencia de las cámaras patronales. Héctor Capaccioli confirmó que la medida está en estudio, tal como anticipó Página/12 hace dos semanas.
¿Se suprimirá el tope de 4800 pesos para los aportes a las obras sociales?
–Es una medida en estudio. Nuestra intención es fortalecer y oxigenar el sistema. Si vamos a incluir prácticas que tienen que ver con trastornos alimentarios como bulimia, anorexia y obesidad necesitamos algo que oxigene a las obras sociales para que puedan cubrir esas patologías. Además, si el tope de 4800 pesos se suprimió para los aportes jubilatorios, es justo que también se elimine para la salud.
¿El tope se eliminará de manera integral, en los aportes de los trabajadores y en las contribuciones patronales?
–Sí, la idea es hacerlo de ese modo, en aportes y contribuciones. Lo estamos estudiando. Es nuestra aspiración desde la superintendencia, pero es una decisión administrativa de la AFIP y lo estamos analizando con ellos. El tope lo puso (Domingo) Cavallo en los noventa y con eso afectó el sentido solidario de que los que más ganan más aporten para los que menos tienen.
La principal función de la Superintendencia de Servicios de Salud es controlar el funcionamiento de las obras sociales sindicales. Para Héctor Capaccioli, su desempeño es bueno y no hay por qué cambiar de modelo.
¿El sistema de salud está en crisis?
–No es ajeno a la crisis que vivió el país. Acabamos de prorrogar la emergencia sanitaria. Eso habla de que atraviesa una crisis de la que le está costando salir más que a otros sectores.
¿Cuáles son las razones?
–La actividad de la salud es mano de obra intensiva y con los aumentos de sueldos suben los aportes. El Estado es el principal acreedor del sistema de salud. Hay una ley en el Congreso para dar una moratoria amplia al sector. Además, durante mucho tiempo fue más negocio el tratamiento de la enfermedad que el cuidado de la salud.
¿El Estado está fallando?
–El Estado tuvo fallas en muchas cosas. Con este gobierno estamos tratando de corregir las fallas que hubo antes.
¿Está conforme con el servicio que prestan las obras sociales?
–Hoy tenemos un nivel de prestaciones aceptable. La incorporación de tecnología, de nuevos medicamentos, de nuevos tratamientos para cuidar la salud nos obligan a una revisión constante del modelo prestacional. De los 15 millones de beneficiarios de las obras sociales sindicales, lo que se aprecia es un proceso de fidelización y de pertenencia, salvo alguna excepción como La Bancaria que está fundida.
Pero hay demoras de hasta seis meses para cirugías.
–Ha bajado sustantivamente. Hoy hay obras sociales con inmediatez. Hay obras sociales grandes como Osecac o Construir Salud que están con un muy buen modelo prestacional. Si bien hay que seguir de cerca cómo evoluciona la incorporación de tecnología, los afiliados a las obras sociales están conformes y nosotros también. El modelo es bueno, hay que trabajar para que sea mejor.
“Los usuarios tienen que ser conscientes de que ésta es la primera vez que un gobierno los defiende”.
“Los copagos los aceptamos como un paliativo, a pedido de las prepagas”.
“Los usuarios no leen la letra chica porque firman de buena fe. Cuando descubren que no tenían la cobertura que suponían van a reclamar a Defensa del Consumidor y no hay mucho que hacer”.
“En todos los estudios que hemos hecho por los copagos nos da que de ninguna manera el aumento para una familia tipo sería mayor al 10 por ciento en el año”.
“Algunas prepagas tenían mayor capacidad de lobby en la Cámara de Diputados que el espíritu necesario de los legisladores para promulgar una ley de regulación del sector”.
“Si al afiliado le llega la factura con un aumento del 22 por ciento: tiene que pedir que le refacturen con una suba del 2”.
“Con los copagos intentamos fortalecer el pago de los profesionales”.
“Muchas veces las prepagas dedican más plata al marketing que a la prestación médica”.
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