Domingo, 16 de marzo de 2008 | Hoy
FINANZAS > DEBIL EVOLUCION DE LAS COLOCACIONES A PLAZO DEL SECTOR PRIVADO
Con rendimientos negativos en términos reales debido a que los precios superan la rentabilidad de los plazos fijos, ahorristas prefieren comprar bienes en lugar de depositar en los bancos.
Por Pablo Simian
Los depósitos privados en el sistema financiero aumentaron 23,5 por ciento en los últimos doce meses, al alcanzar los 158.500 millones de pesos a fines de febrero. De acuerdo a las últimas estadísticas del Banco Central, el 15 por ciento de ese total se encuentra colocado a plazos de más de 90 días (casi 24.000 millones) y apenas algo más del 1 por ciento a más de un año. Esas cifras incluyen –además de los depósitos a plazo fijo tradicionales– colocaciones con opción de cancelación anticipada. Los depósitos en cuentas corrientes y cajas de ahorro reunieron la mitad de los fondos del sistema, con un incremento interanual del 32 por ciento, casi el doble que la tasa de crecimiento de los depósitos a plazo.
El Nación concentra la cuarta parte de los depósitos (públicos y privados) del sistema, seguido por el Banco Provincia con casi el 10 por ciento. Entre las entidades privadas, las tres primeras (Francés, Santander y Galicia) tienen participaciones del 7 por ciento cada una. Por su parte, Macro fue el banco que más avanzó luego de la crisis de 2001, y ocupa el cuarto lugar con el 5 por ciento.
Desde 2004, los depósitos del sector privado no logran quebrar la barrera de 18 puntos porcentuales de participación en la economía, por debajo de los niveles previos a la crisis. Si bien el sistema ha normalizado su actividad, los datos indican que los ahorristas aún no terminan de superar los malos recuerdos por el congelamiento de los depósitos que sufrieron en 2001: los bancos se alimenta fundamentalmente de dinero transaccional –el que se utiliza diariamente–, y muestra una baja propensión a estructurar transacciones financieras a plazos mayores a los seis meses, que actualmente suman unos 10.800 millones de pesos, menos del 7 por ciento de los fondos totales.
Además de los malos recuerdos, las tasas de interés negativas en términos reales que remuneran a las colocaciones a término –del orden del 8,5 por ciento anual en promedio para plazos de 30 días– ahuyentan a los ahorristas, que prefieren gastar su dinero en autos, viajes o electrodomésticos, antes de perder poder adquisitivo. En este sentido, con una “inflación de consenso” que oscila cerca del 20 por ciento, los plazos fijos ajustables por CER están condenados a extinguirse: en el último año el saldo del sector privado en esa opción disminuyó un 65 por ciento, hasta los 1100 millones de pesos.
Otro factor que en opinión de los expertos ha impulsado los depósitos en cuentas corrientes y cajas de ahorro es el riesgo de atesorar dinero en el hogar frente a la percepción general de inseguridad, lo que indica además que el público prefiere resignar las tasas de las colocaciones a plazo en función de lograr plena disponibilidad sobre sus fondos.
El esquema de depósitos seguido por el sector privado en los últimos años dificulta el financiamiento a largo plazo para las empresas y sirve de excusa a muchos banqueros frente a los reclamos sobre su poca vocación de acompañar a la economía real. El panorama se complicó en el último semestre con el estallido de la crisis internacional, que impide a las entidades colocar deuda en el exterior para lograr un fondeo a plazos más largos que el ofrecido por el mercado local.
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