Durante cuatro días sesionó en el ámbito de la Facultad de Económicas de la UBA el IV Coloquio Internacional de la Sociedad de Economistas Políticos y Pensamiento Crítico Latinoamericano (Sepla). La decisión de que fuera Buenos Aires la sede se tomó el año anterior en Caracas dándole la responsabilidad política de organizarlo al grupo Economistas de Izquierda (EDI) que, para tal fin, contó con la exitosa colaboración de los jóvenes integrantes de las Escuelas de Economía Política de la UBA y UNLP.

Más de 500 personas asistieron a las sesiones, en su mayoría jóvenes de la UBA y universidades de La Plata, Rosario, Quilmes y Bahía Blanca, que debatieron las más de 250 ponencias presentadas con delegaciones de numerosos países de América latina, y de Europa y Estados Unidos.

El coloquio contó con la presencia de un nutrido grupo de economistas políticos reconocidos internacionalmente por su valor académico. Sólo por citar algunos: Gérard Duménil (Francia), Fred Mosseley (EE.UU.), Claudio Lara y Orlando Caputo (Chile), Alberto Acosta (Ecuador), Antonio Elias (Uruguay), Paulo Nakatani y Reinaldo Carcanholo (Brasil), Valle Baeza y Jaime Estay (México), que compartieron con los locales Claudio Katz, Axel Kicillof, Guillermo Gigliani, José Castillo y Rolando Astarita, entre muchos otros. La conferencia de Duménil sobre la crisis mundial fue un trabajo académico detallado cuya tesis central es que se trata de una crisis por exceso de demanda, lo que contrastó con otras interpretaciones, que ponen el acento en el sector financiero o que es una crisis de sobreacumulación, que se da en un momento de altas tasas de ganancias que ahora comienzan a caer, claro que el componente financiero en estas tasas es muy elevado.

El Coloquio concluyó con una declaración frente a la crisis mundial. Bien leída, se aprecia que está dirigida a los movimientos sociales, que ofrece un diagnóstico de la crisis a la par que alerta sobre sus consecuencias sociales, para luego proponer un conjunto de medidas de aplicación inmediata para resolver la encrucijada. Así los economistas políticos adquirimos visibilidad en el marco de la crisis. No nos alegramos por ella, sabemos que se intentará superarla haciéndola recaer, como siempre, en los trabajadores y las clases subalternas de nuestros países. Pero ésta nos reafirma en nuestras convicciones, que no son otras que las de aquel barbudo filósofo alemán: el capital es el principal obstáculo para superar los males que el propio capital provoca.

Integrante del colectivo EDI-Economistas de Izquierda