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Domingo, 30 de agosto de 2009

OPINIóN > PATRIA Y BIOLOGíA

Articular una defensa estratégica

 Por Damian Pierbattisti *

No podemos reprocharles que no sean claros: “Elegimos el Monumento de los Españoles. De ese lado estaremos nosotros, y enfrente queda el Zoológico”. O la más reciente: “Martínez de Hoz fue uno de los fundadores de la Sociedad Rural Argentina y merece el mayor de mis respetos”. Las declaraciones de Mario Llambías guardan un estrecho correlato con tantos otros hechos políticos producidos por los empresarios agropecuarios: el flamante diputado electo Buryaille llamando a cerrar el Congreso si no se votaban “las leyes del campo”, el objetivo estratégico que se había planteado Buzzi en “desgastar a Cristina” sin olvidar los sugerentes gestos de complicidad televisada entre los patricios Grondona y Biolcati, especulando con la deseada salida anticipada de la Presidenta para dejarle el lugar al que hace historia siendo opositor y oficialista al mismo tiempo. Todos estos hechos, en su diversidad, forman parte de lo que podemos llamar una identidad moral que expresa la coagulación de los intereses de ciertas fracciones sociales en una determinada coyuntura histórica. Y, por supuesto, nos refleja que el núcleo duro de la identidad moral que los aglutina es la de aquellos que siempre impusieron, a sangre y fuego, la hegemonía que hoy sienten disputada.

No se está frente a comentarios aislados que “se pasan un poco de rosca” sino ante la expresión acabada de los privilegios de clase expuestos como si se trataran de una potestad biológica que poseen unos pocos cuerpos elegidos por la selección natural, a diferencia del cuerpo siempre intervenible de los pobres. En tal sentido, las afirmaciones con un sesgo claramente racista de Llambías a la medida de los deseos de calidad institucional sostenidos por los republicanos opositores, forma parte de un complejo dispositivo de higiene social que interviene sobre la población en un sentido claramente biologicista.

En la misma dirección y en un editorial de antología, el domingo 26 de abril de 2009, Mariano Grondona describió la coyuntura actual como el enfrentamiento entre “dos pueblos”. De hecho, el título de su editorial no dejaba lugar para el posible equívoco: “Somos dos pueblos dentro de una sola Nación”. Allí Grondona concluye que: “... los anticuerpos que debieran contener los excesos de las ‘democracias delegativas’ no sólo son ‘institucionalmente’ sino también ‘culturalmente’ débiles, ya que prolongan en nuestros países un residuo autoritario que les viene de lejos. Esperemos que una adecuada política preventiva de parte de todos aquellos que aprecian la república democrática y están dispuestos a defenderla llegue a tiempo para detener y revertir los abusos autoritarios a los que se hallan expuestos los países latinoamericanos amenazados por el populismo. Entre ellos, el nuestro”.

Es imprescindible que se elabore una defensa estratégica que enfrente la rearticulación y expansión políticas de lo más execrable de la derecha autóctona. Porque, en definitiva, ¿qué es aquello que aglutina nuestras diferencias ante ellos? Que todos nosotros somos considerados sus enemigos porque expresamos, de las más diversas maneras, formas diferenciadas de desobediencia ante el ejercicio de la dominación que la expansión de sus identidades sociales expresa. Aprendamos a metabolizar nuestras diferencias sin suprimirlas. No podemos permitirnos más la estupidez de estimular el narcisismo de nuestras pequeñas diferencias cuando enfrentamos a los que detentan un poder de muerte asombroso, que se renueva día tras día aquí y en el mundo. No digamos luego que no supimos cómo se fue construyendo todo esto

* Doctor en Sociología, Université de Paris I Panthéon-Sorbonne. Investigador del Instituto de Investigaciones Gino Germani/Conicet.

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