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Opinión

El proyecto de Ley de Servicios Financieros para el Desarrollo Económico y Social, que llevaron al Congreso los diputados nacionales por Nuevo Encuentro Carlos Heller y Martín Sabbatella, es una deuda pendiente de la democracia y con un modelo de desarrollo con inclusión social. El huevo de la serpiente es de 1977, con el ex ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz, que implementó un sistema financiero desregulado y basado en la especulación como centro del proyecto de la dictadura. La presente iniciativa planta desterrar ese modelo, con la convicción de que el sistema financiero debe ser un servicio.

Los empresarios pymes del país somos conscientes de que esta ley nos pertenece y que tenemos que militar y comprometernos por ella. De esta iniciativa dependen nuestras inversiones, desarrollo y un modelo productivo en serio, con fuerza. Algunos dirán: “¿Sólo esta ley es necesaria?”. La respuesta es: no. Hay un conjunto de normas importantes, pero esta es una ley madre de una batalla decisiva. ¿Por qué? La respuesta está en los balances de los bancos. Me remito a un artículo escrito por la actual titular del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, antes de ocupar este cargo, publicado en este medio. En el mismo la funcionaria había asegurado que una entidad bancaria había duplicado su rentabilidad sin aumentar un peso la cartera de crédito. Con ese solo dato, surgido de los balances de un banco, se refleja la transferencia que hacemos desde la actividad productiva hacia la especulación financiera.

El debate y aprobación de esta ley en el Congreso depende del comportamiento de todos los diputados. Si el lobby bancario los presiona deberán pensar en el desarrollo de este país. Vamos a memorizar bien a los que apoyen, mejoren o incluso superen la propuesta. Vamos a recordar los nombres de quienes la empujen para que llegue a buen puerto y también de los que traten por todos los medios de que este proyecto sea archivado. Estos últimos tendrán que rendir cuenta a la sociedad. Recordarán que fueron cómplices de un modelo que sustrajo todos los esfuerzos de los argentinos a disposición de los intereses de los grupos financieros y no de los de un modelo productivo con inclusión social.

Ningún diputado se puede hacer el distraído sabiendo lo dificultoso que es para una pyme pedir un crédito, lo costoso que es sostenerlo cuando se obtiene y lo que implica una inversión a corto o mediano plazo. Nadie se puede hacer el distraído: todos saben que nosotros fuimos víctimas de un sistema financiero que nos esquilmó.

Tengo fe y confianza en que la mayoría de los hombres honestos que están sentados en el Congreso darán su aporte a esta ley. Llegó el momento de cambiar la historia. Una historia que hizo que los que especulan se llenen los bolsillos, y que los que producen se empobrezcan y tengan cada vez más dificultades. Es una decisión histórica clave

* Presidente de la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (Apyme).