LA CRISIS EUROPEA, LA DEBILIDAD POLíTICA Y LA SITUACIóN SOCIAL
El profesor italiano Tonino Perna asegura que la actual crisis en Europa se resume en la imposibilidad de encontrar una alternativa de política económica por parte de los líderes de la Eurozona. También destaca que la Unión Europea ha funcionado sólo como una unión monetaria.
› Por Sebastián Premici
Tonino Perna, profesor de sociología económica en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Messina (Italia), estuvo en Argentina invitado por la Universidad Nacional de San Martín. En una entrevista con Cash, el académico reflexionó sobre la crisis económica y democrática en Europa y los escenarios de conflictividad social que se avecinan en ese continente.
¿Cómo relaciona la crisis económica en Europa con lo que usted explica como una crisis del sistema democrático?
–El conflicto financiero y económico a nivel mundial tuvo su origen en la política de Estados Unidos de plata fácil para el consumo, las empresas y una expansión de la deuda pública. A partir de la década del ‘80 comenzó la etapa del ciclo financiero de la economía: Europa, Japón, Estados Unidos invirtieron dinero en el sistema, que no estuvo destinado a la producción. En estos últimos años se imprimieron más billetes de lo que el Producto Bruto Mundial pudo absorber. La implosión del sistema era cuestión de tiempo: los consumidores dejaron de tener capacidad para pagar sus deudas, lo mismo para las empresas y los Estados, tal es el caso de Grecia. Hay otro elemento que es necesario agregar al análisis, que es la crisis de la democracia en el mundo. Esta crisis se resume en la imposibilidad de encontrar una alternativa de política económica. Segundo, es un problema de movilidad social. El ascenso de las clases sociales y su posibilidad de obtener mejores condiciones de vida quedaron bloqueados en Europa a partir de la década del ‘90.
¿Por qué se frenó el ascenso social y cuáles serían sus consecuencias?
–En la década del ‘60 había una mayoría que eran campesinos, cuyos hijos se transformaron en obreros, mientras que la tercera generación podía acceder a la universidad. Los que dejaron el campo luego de la Segunda Guerra Mundial fueron protagonistas del desarrollo industrial. Pero en la década del ’90, el proceso de absorción de mano de obra por la industria se frenó; las industrias europeas se transfirieron a otros países, con mano de obra más barata. En España hay un 20 por ciento de desempleo, cuando hace algunos años era tan sólo del 4 por ciento. Italia hoy tiene una desocupación del 10 por ciento. Por ejemplo, en Italia hay una región muy industrial donde viven cinco millones de personas, de las cuales el 30 por ciento de su fuerza de trabajo está en la industria. Seis mil empresas de esta región migraron en los últimos 20 años a los países del Este, donde se pagan salarios más bajos (en una relación de 1 a 5). Esa conjunción de factores es lo que desembocó en la crisis de movilidad social.
¿Esto quiere decir que la Unión Europea fracasó como bloque de contención para los países de la región?
–La mayoría de los países europeos, sobre todo los del Sur –España, Grecia, Italia– y los del Norte, como Irlanda, no tendrán una salida en el corto plazo, por más planes de rescate que se diseñen. La Unión Europea ha funcionado sólo como una unión monetaria, no hay una verdadera unión política. Sin embargo, Francia y Alemania están tratando de crear una especie de Fondo Monetario Europeo y una política económica común. Esto último es un gran desafío, sobre todo pensando en el nacionalismo de cada país. Sin embargo, es necesario pensar que no existen países europeos sin una Europa unificada. El futuro de cada país está atado a la unión.
¿Qué pasará con el euro?
–Una vez que pasen los primeros cimbronazos del rescate a Grecia y quizás otros países, se dará una fuerte discusión sobre la moneda de reserva. China empujará para que se cambie la proporción del valor del dinero, para una mayor devaluación del dólar, aunque esto atente contra los títulos públicos que tiene acumulados. China sigue insistiendo en que debe cambiarse la moneda de reserva. Es una discusión que se dará, aunque cualquier resolución posible será en el largo plazo.
¿Cómo evalúa el actual proceso político en Latinoamérica?
–Primero habría que remarcar que existe una crisis de la izquierda en toda Europa. No hay un solo representante parlamentario de la izquierda en el Parlamento Europeo. Dicho esto, lo poco que queda de la izquierda mira a Latinoamérica como el nuevo horizonte. En esta región hay sangre joven, mientras que en Europa, el mapa etario marca que la mayoría es adulta. Los únicos jóvenes son los inmigrantes. El tema de la inmigración para Europa llegó en una etapa difícil, por eso en el norte de Italia hay un partido nacional-socialista que pide la división del país. En este contexto, muchos de los que se autodenominan socialistas del siglo XXI se identifican con América latina y los procesos políticos de Venezuela, Bolivia y Ecuador
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