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Domingo, 22 de agosto de 2010

LA DESREGULACIóN FINANCIERA Y EL DESCONTROL ESPECULATIVO

Los derivados

Los derivados son sofisticados instrumentos financieros basados en el valor futuro de otro activo, como el oro, acciones o materias primas. La débil regulación implicó un frenesí especulativo con destino de crac.

 Por Diego Rubinzal

El sistema financiero internacional sufrió múltiples modificaciones a partir de la década del setenta. El abandono de los sistemas cambiarios fijos marcó el quiebre de los Acuerdos de Bretton Woods. A eso le siguió una progresiva eliminación de las trabas al movimiento de capitales y la desregulación de los sistemas financieros domésticos. La nueva arquitectura financiera internacional fue funcional al crecimiento exponencial de las inversiones especulativas. Buena parte de ellas se canalizaron a través de sofisticados instrumentos financieros, como los derivados. Esos productos están basados en el valor futuro de otro activo, como el oro, las acciones, los índices bursátiles, los tipos de interés o las materias primas. Por lo tanto, su rendimiento va fluctuando de acuerdo con la cotización del activo subyacente.

En el caso de los derivados financieros sobre materias primas, el más importante del mercado es el llamado “fondo del índice de materias primas” creado por la banca de inversión Goldman Sachs. Ese índice captura las variaciones de precios producidas en veinticuatro commodities distintos (productos energéticos, agrícolas, metales utilizados como insumos industriales, ganaderos, metales preciosos). En 1991, el “fondo del índice de materias primas” recibió autorización –de la Comisión Estadounidense de Comercio con Futuros de Materias Primas (CFTC)– para operar en el mercado.

La utilidad de este instrumento financiero para los actores productivos radica en la protección contra bruscas oscilaciones de precios que este producto puede brindar.

Sin embargo, la laxitud de las normas regulatorias permitieron la multiplicación de operaciones alejadas de ese objetivo primario. La mayoría de los inversores no tuvieron ningún interés en comprar o vender algún producto, sino en apostar a las rentas obtenidas a partir de las variaciones en las cotizaciones. Como cuenta el ex vicepresidente de Goldman Sachs Wallace C. Turbeville en El pan nuestro de cada día y los mercados de derivados financieros de materias primas, “el fondo prescindía de los puntos de vista del mercado y sólo compraba de un lado: el lado de que el valor del contrato de futuros crecía a medida que crecía el precio de suministro esperado. El patrocinador del fondo subsumía todos los contratos en un nuevo contrato antes de que llegara la hipotética fecha del suministro. Al subsumir los contratos, el fondo se hacía infinito, una inversión regular en un índice de precios de materias primas sin fecha final”.

La multiplicación de las operaciones con derivados determinó que “el monto de los activos en los cuales los mismos están basados se multiplicó por cinco, pasando de 106 billones de dólares a fines de 2002 a 531,2 billones a mediados de 2008”, comentan Enrique Arceo, Claudio Golonbek y Romina Kupelian en el documento “Crisis mundial. Elementos para su análisis”. Como la fiebre inversora se sostiene exclusivamente sobre la base de un fuerte apalancamiento, el resultado es una notoria desvinculación entre los productos financieros y sus activos subyacentes.

Wallace C. Turbeville explica que “con el tiempo, los precios de futuros deberían converger con los precios reales de suministro de la mercancía en la fecha de suministro de la misma. El precio de futuros no es más que el precio esperado de la mercancía en el momento de su suministro. En esa fecha, el valor del contrato de futuros y el valor de la mercancía real son el mismo”. Pero esa teoría se desmorona cuando lo que predomina es una lógica eminentemente especulativa.

Ante el sostenido incremento de los precios agrícolas durante 2008, la Cepal advirtió que la gran volatilidad de los precios de las materias primas era un fenómeno global atribuible a factores estructurales y a la presencia de factores especulativos. Las fuertes fluctuaciones de precios registradas en esos mercados apoyan esa idea, aun cuando es muy difícil cuantificar su incidencia relativa. Actualmente, la CFTC reconoce que los fondos derivados contribuyeron a los incrementos de precios y a la volatilidad de los mercados de materias primas. En ese sentido, la Comisión anunció que está analizando la posible regulación del tamaño de las posiciones de esos fondos en el mercado

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