Domingo, 31 de octubre de 2010 | Hoy
PRESIóN DEL MUNDO DE LAS FINANZAS
El día del fallecimiento de Néstor Kirchner las acciones argentinas que cotizan en Wall Street registraron un brusco aumento. Ese movimiento reactivó el lobby promercado del establishment.
Por Tomás Lukin
Las subas en la cotización de las acciones de las empresas argentinas en los mercados extranjeros tras la muerte del ex presidente Néstor Kirchner fueron el reflejo de movimientos especulativos de corto plazo que permitieron obtener márgenes abultados a los operadores. En ese escenario, analistas y economistas especializados de entidades como Goldman Sachs, el banco inglés Barclays y consultoras de la city porteña tuvieron el camino allanado para lanzar un conjunto de declaraciones sobre el futuro de la política económica argentina. Los discursos encendidos y entusiasmados pretendían explicar las raíces del rally especulativo pero más bien reflejaron con obscenidad la intención de deseo del establishment financiero local y extranjero.
Aquello que algunos medios publicaron como la respuesta, el entusiasmo y las expectativas de los mercados se desvaneció a medida que el negocio se contrajo. El miércoles durante el feriado por el Censo la Bolsa local no operó, pero los títulos de las compañías argentinas que cotizan en Nueva York, fundamentalmente bancos y empresas privatizadas de servicios, llegaron a mostrar aumentos superiores al 40 por ciento. Sin embargo, con el pasar de las horas los operadores se apropiaron de las jugosas diferencias entre las cotizaciones a las que compraron y el precio al que podían vender los papeles. Así, la variación fue cediendo hasta cerrar esa jornada con alzas del 10 por ciento. 24 horas después, firmas como Edenor, compañía que encabezó los aumentos de todas las empresas que operan en Wall Street, ya mostraba resultados negativos. En el resto de la semana los márgenes continuaron achicándose. La compraventa de los papeles no fue negocio exclusivo de los bancos y fondos de inversión en los mercados externos. Las mesas de dinero de los bancos y financieras locales también jugaron su parte y se mantuvieron activas incluso en la jornada del Censo. La vuelta al trabajo al día siguiente los mostró ajetreados en las oficinas donde, entre los llamados de sus clientes, buscaron escurrir al máximo esas diferencias.
Pobres en argumentos, los eternamente melancólicos inversores y analistas no pudieron más que reclamar la apertura irrestricta a los movimientos de capitales y demás medidas “amistosas” con los mercados que les permitan colocar una parte de sus excedentes globales en la reducida plaza local y agrandar el negocio especulativo interno. Recurrieron a un discurso excluyente y desconocedor de la realidad macroeconómica desde 2003 a pesar de los abundantes informes que elaboran para sus clientes diariamente. Recurrieron al único discurso que conocen. Usaron la muerte del ex presidente como excusa para reactivar el lobby. A fines de julio pasado, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner participó del 156º aniversario de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires. En ese momento, frente a la presión del establishment para que el Gobierno elimine la restricción al ingreso de capitales especulativos de corto plazo, CFK recomendó a los financistas y empresarios impulsores de la medida que visiten al psiquiatra. La canción es la misma, la respuesta oficial también
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