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Domingo, 5 de diciembre de 2010

NUEVAS ZONCERAS ECONóMICAS. SALARIOS E INFLACIóN

No son culpables

La ortodoxia insiste en señalar el alza salarial como principal causa de la inflación. Pero la incidencia de la mano de obra es cada vez menor en la formación de los costos de las empresas.

 Por Ruben Telechea y Juan Manuel Telechea

“Los aumentos salariales son los causantes de la inflación.” Esta es posiblemente la madre de todas las zonceras que se han incorporado. Y se repite asiduamente en la actualidad, donde ciertos voceros quieren presentar a las alzas de salarios como responsables principales de la inflación de los últimos años. En primer lugar es importante destacar que en razón del grado de avance tecnológico que presenta la mayoría de las actividades económicas, la incidencia de la mano de obra es cada vez menor en la formación de los costos de las empresas, aquí y en cualquier lugar del mundo. Por supuesto que es una generalización, ya que esto depende fundamentalmente del tipo de actividad: no es lo mismo una siderúrgica que una empresa de limpieza.

Así como se calculaba hace cincuenta años que la incidencia de la mano de obra en los costos de una empresa industrial era de 40 a 50 por ciento, hoy se estima que oscila de 10 a 20 por ciento. En el promedio del 15 por ciento significa que un aumento salarial del 20 por ciento impactará en apenas un 3 por ciento en el costo final del producto. Esta es una primera aproximación para derribar esta zoncera, pero no la única.

Algunos autores como Marcelo Diamand mencionan que en la “inflación de costos” se puede encontrar una justificación que explica la suba de precios a través de los aumentos salariales: si éstos superan al aumento en la productividad, se reduce la tasa de ganancia de los empresarios, lo que incentiva al aumento de los precios para contrarrestar esta pérdida. En la Argentina, si se compara la suba del salario real de los últimos años con la productividad, aun tomando la estimación más alentadora (la del Indec), sería muy difícil explicar la inflación utilizando esa premisa, ya que si bien la relación salario real-productividad mejoró aproximadamente un 20 por ciento, la suba de precios fue cercana al 150 por ciento durante el mismo período.

Como no se puede encontrar la causa de ese comportamiento, correspondería entonces pasar a analizar la otra explicación teórica de la inflación de costos propuesta por Diamand, es decir, el grado de monopolización de la industria: buscar la suba de los precios por el lado de la concentración en pocas manos de sectores que se constituyen en fuertes formadores de precios, fundamentalmente aquellos productores de materias primas y bienes semielaborados. Según Diamand, cuando esas ramas de la industria se encuentran muy concentradas, al no existir prácticamente la competencia, pueden aumentar sus precios de venta, afectando a todas las empresas abastecidas. De esta forma se genera un aumento en sus costos que se traduce finalmente en un aumento de los precios percibidos por el consumidor.

Algunos ejemplos: sólo dos empresas en el país fabrican tolueno (Repsol–YPF y Petrobras), el producto petroquímico del que deriva el plástico. Este insumo se utiliza para elaborar envases para gran parte de los bienes de consumo. Una sola compañía produce el 99 por ciento de chapa laminada en frío y el 84 por ciento de la laminada en caliente (Siderar). Con estos materiales se fabrican vehículos, tractores, hojalata para envases, heladeras, lavarropas, cocinas y otros electrodomésticos. Aluar tiene el monopolio del aluminio, otro insumo de uso difundido. En el caso del cemento, tres empresas concentran el 96 por ciento de la producción: Loma Negra, Minetti y Avellaneda. Una sola compañía acapara la comercialización del 77 por ciento de los fertilizantes: Profertil. Otra vende el 79 por ciento de los agroquímicos: Aventis. En alimentos pasa lo mismo. Una empresa tiene el 62 por ciento del pan industrial: Bimbo. Dos manejan el 73 por ciento de las galletitas dulces: Arcor y Danone. Esas mismas dos, el 77 por ciento de las galletitas saladas. Y dos más, el 70 por ciento de la leche fluida, chocolatada y los yogures: SanCor y Danone. Estas compañías comercializan productos que se utilizan en la fabricación de casi todos los bienes, y por ese motivo determinan en buena medida el precio y el abastecimiento de lo que se consume en el país

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