DEVALUACION, PLAN DE CONTINGENCIA Y RECUPERACION ECONOMICA
“Se necesitan inversiones”
Con estabilidad y un nuevo gobierno, la economía puede crecer en forma acelerada debido a que ese escenario alentará inversiones. Eso es lo que piensa Carlos Paz Saldán, de Procter & Gamble de Argentina.
Por Cledis Candelaresi
En octubre de 2001, Procter & Gamble anunciaba una inversión de 25 millones de dólares para producir desde Pilar alimentos para mascotas. Carlos Paz Saldán, responsable de la filial local, entonces no divisaba en el horizonte la devaluación, que golpeó fuerte el negocio de la firma, basado en productos de consumo masivo. En diálogo con Cash, el ejecutivo admitió que la multinacional enfrentó la crisis con un plan de contingencia y explicó por qué la caída del peso le ocasionó más problemas que beneficios.
Decidieron una inversión al final de convertibilidad cuando usted mismo había estimado que no había posibilidades de una devaluación. ¿Cómo replantearon el negocio?
–Definimos que el 60 por ciento de la producción de la planta será exportable. Originalmente, habíamos previsto vender al Mercosur y Chile, y ahora nos disponemos a ampliar ese horizonte. Sucede que, en general, nuestras inversiones tienen un componente grande en capital en dólares y muchos de nuestros insumos son commodities, que también se cotizan en dólares.
¿La devaluación complicó o mejoró el negocio de Procter en la Argentina?
–La complicó terriblemente. Somos una compañía de productos masivos y la devaluación deterioró mucho el poder adquisitivo.
¿Ustedes no tenían ninguna cobertura por una eventual devaluación?
–No. Pero lo que sí teníamos era un plan de contingencia. Ya enfrentamos crisis en muchas partes del mundo. Sólo que la magnitud de los problemas y de la devaluación en la Argentina no fue prevista por nadie. Previmos acciones para proteger a nuestras marcas y categorías. Nos movimos bastante rápido, por ejemplo, sacando versiones más económicas de pañales Pumper o toallitas Always. Encaramos un proceso de sustitución de importaciones para reemplazar insumos dolarizados.
¿Ese plan de contingencia está inspirado en los vaivenes propios de las economías latinoamericanas?
–No. Es más. Las crisis más severas las sufrimos en otros lugares del mundo. En los ‘90, Rusia, Asia o Turquía. Pero también soportamos la debacle de México del ‘95 o Brasil del ‘98.
¿Qué proyecciones hace Procter en Argentina para el mediano plazo?
–Hay condiciones para una rápida recuperación. En parte porque se ha caído a un nivel tan bajo que no es descabellado prever un repunte.
¿A Procter le preocupa que en las próximas elecciones gane uno u otro candidato?
–En la medida que quien triunfe tenga un plan coherente para el país, es indiferente.
¿Cuál es el postulante que mejor compatibilizaría con la gestión de Lula en Brasil?
–No sé quién. Pero lo cierto es que el futuro presidente argentino debería ser más pragmático que dogmático. Así estaría en sintonía con la dirección que parece haber tomado Lula.
¿Qué es lo que no debería hacer este gobierno o el próximo para no frustrar ese repunte de la economía o para que no se aborten proyectos de inversión?
–Debe dejar en claro las reglas de juego. Lo fundamental para el diseño de negocios es tener previsibilidad. Para que se recupere Argentina se necesitan inversiones. Pero no se pueden planificar sin un mínimo de estabilidad.
¿Cómo cree que debería el gobierno resolver el tema de las tarifas públicas?
–Creo que está fuera de discusión que las tarifas tienen que permitir mantener la inversión y procurar una rentabilidad. Pero los aumentos y su magnitud tienen que definirse según cada caso.
¿La rebaja de dos puntos en el IVA se va a trasladar a precio?
–Sí, pero no creo que tenga ningún impacto grande en el consumo.
¿Usted suscribe la idea de que la apertura de la economía que tuvo lugar en la década pasada es la causa de la destrucción de gran parte de la industria argentina?
–No. Nosotros fuimos capaces de exportar e incrementar mucho las exportaciones: durante el último año de la convertibilidad vendimos por 40 millones de dólares. Y lo hicimos compitiendo con otras plantas de la región. Hay que tener en claro que, a pesar de la apertura, la economía argentina sigue siendo bastante cerrada, aun en comparación con otras cercanas como la de Chile.
¿Qué política salarial instrumentó la empresa en la contingencia?
–Otorgamos aumentos salariales hace unos cuatro meses, reemplazamos el pago mensual por el pago quincenal y ofrecemos canasta de productos propios a precios razonables.
¿En este marco cree que es apropiada la iniciativa del gobierno de imponer desde enero un adicional no remunerativo de 150 pesos?
–No veo bien la injerencia externa en el tema salarial. Algunas empresas suspendieron un aumento que tienen planeado ante la posibilidad de que deban dar un aumento forzado. Así que la suba salarial compulsiva, en algunos casos, termina siendo contraproducente.