EVALUACIóN DE LA POLíTICA ECONóMICA 2003-2010
El establishment descalificaba a Néstor Kirchner como el “gran macroeconomista”, al sostener que él era el ministro de Economía. Ahora debe explicar cómo con ese “ignorante de la economía” la Argentina logró un notable desempeño.
› Por Gerardo De Santis *
La Argentina decidió en 2003, en acuerdo estratégico con Brasil, cambiar su alineamiento internacional, dejando las relaciones carnales y el ALCA de la década anterior para reconstruir el Mercosur con una mirada integradora de toda Latinoamérica.
Además decidió cambiar la relación con los centros financieros internacionales y su representación internacional (el FMI), renegociando, con una quita inigualable en la historia de los defaults mundiales, su deuda externa y cortando cualquier relación con dicho organismo, entidad corresponsable en las crisis económico-sociales de los países periféricos.
También cambió la política económica interna a partir del diagnóstico de Estructura Productiva Desequilibrada de la teoría estructuralista latinoamericana, aplicando tipos de cambio múltiple: uno alto, administrado por el BCRA, para proteger a la industria; y otros menores, de acuerdo con el nivel de competitividad, a través de las retenciones, para los otros sectores productivos. Política que no tuvo toda la eficacia necesaria ante la rebelión fiscal de las patronales agropecuarias frente a la necesidad de introducir retenciones móviles.
Ello no impidió que la industria creciera a tasas mayores a las de la economía, generando el inicio de un proceso de reindustrialización.
Esto fue acompañado con una política de fortalecimiento del mercado interno vía consejo del salario mínimo vital y móvil, convenciones colectivas de trabajo y promoción del empleo formal, lo que permitió una sostenida recuperación salarial.
El conjunto de políticas dio como resultado uno de los más notables períodos de expansión de la historia económica argentina. Como dato emblemático puede señalarse la generación de casi 4 millones de puestos de trabajo, en su mayoría formales.
El 27 de octubre de 2010 murió Néstor Kirchner, una mala noticia para el pueblo argentino.
Pero también es una mala noticia para todos los habitantes del mundo, de buena voluntad, que quieran habitar el suelo argentino, ya que gracias al programa Patria Grande todos los extranjeros radicados en nuestro país son tratados como ciudadanos. Dato no menor cuando el mundo recorre el camino contrario, hacia la intolerancia y el racismo, con el saldo de miles de expulsados en Europa.
Es una mala noticia para los científicos, ya que con la reapertura de la carrera de investigador, la recuperación de los salarios del Conicet y con la aplicación del programa Raíces, se logró revertir 40 años de diáspora de nuestros recursos humanos altamente calificados, que se inició con la “Noche de los bastones largos” y llegó hasta el mensaje expulsivo de que “los científicos vayan a lavar los platos” del superministro de Menem y de la Alianza.
Para el pueblo español también es una mala noticia, por lo menos para aquellos que todavía pretenden justicia ante los crímenes de lesa humanidad del franquismo, ya que no pueden iniciar los juicios en su país y sí lo pueden hacer en la Argentina gracias a la política de derechos humanos implantada desde 2003.
Es una mala noticia para el empresariado nacional y para aquellos que pretendemos la democracia económica. Existe una construcción mediática según la cual Néstor Kirchner era intolerante, autoritario y hasta fascista. Sin embargo, las corporaciones empresarias más importantes se oponen a su proyecto mientras que las empresas de menor porte (las mini pymes), los trabajadores y todas las minorías (pueblos originarios, homosexuales, inmigrantes) están mayoritariamente a favor de sus políticas.
También es una mala noticia para la mayoría de los políticos opositores que han hecho de la crítica hacia esa construcción mediática su única línea política durante estos siete años, sin proponer ni una sola idea seria. Ahora deberán ponerse a pensar para aportar algo de creatividad, si la hubiere.
También es una mala noticia para los economistas del establishment (FIEL, Fundación Mediterránea, CEMA, FCE-UNLP, Broda y Asoc., Melconian y Santangelo, Econométrica), que despectivamente calificaban a Néstor Kirchner como el “gran macroeconomista”, sosteniendo que en verdad él fue el ministro de Economía durante este período. Aceptando que en cierto grado esto último fuese verdad, deberán explicar cómo con la conducción de este “ignorante económico” la Argentina logró semejante desempeño.
La Argentina exporta soja que vale 450 dólares la tonelada, que Alemania transforma en alimento balanceado que luego transforma en carne de cerdo, que luego transforma en obreros industriales calificados, que luego transforma en helicópteros que valen 10 millones de dólares la tonelada, que luego vende a la Argentina. La diferencia entre los 450 dólares y los 10 millones de dólares le permiten a Alemania pagar buenos salarios, subsidiar al sector agropecuario (un sector poco competitivo allá) y tener tomates baratos, financiar la educación, el sistema científico tecnológico, las jubilaciones, el sistema de salud, la inversión pública y privada, y gastar un poco en consumo suntuario.
En definitiva, la sociedad argentina debe discutir cómo profundizar la grieta que Néstor Kirchner abrió en el viejo país conservador, consolidando un modelo que le permita modificar su patrón estructural primario y subdesarrollado para convertirse en un país desarrollado.
Estos siete años demuestran que es posible.
* Director del Centro de Investigación en Economía Política y Comunicación (Ciepyc-UNLP).
(Versión para móviles / versión de escritorio)
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina
Versión para móviles / versión de escritorio | RSS
Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux