Domingo, 14 de octubre de 2012 | Hoy
PLANES DE AJUSTE FISCAL Y TASAS DE INTERéS ELEVADAS
Por Marcelo Justo
Desde Londres
Las cuentas no cierran, los mercados financieros prestan a tasas exorbitantes y la troika (Unión Europea, Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional) exige ajustes a cambio de un rescate que evite el default. Cambiando algunos detalles, la Argentina ya vio esta película. La diferencia en la Eurozona es que Francia y España han elegido estrategias diferentes, que han llevado a distinguir entre una austeridad de izquierda y otra de derecha.
Por izquierda, el gobierno de François Hollande en Francia ha intentado proteger el gasto fiscal y poner el acento en una mayor recaudación mediante impuestos a las franjas más ricas de la sociedad. En España, el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, se parece cada vez más a Fernando de la Rúa, recortando el gasto y aumentando el impuesto al consumo (IVA), medidas que afectan desproporcionadamente a las grandes mayorías.
Según dos expertos consultados por Cash, si bien la salida de izquierda es preferible a la de derecha, el problema de fondo es la misma austeridad. “Es cierto que se protege más el gasto fiscal que tiene un efecto multiplicador sobre la economía. Pero el ajuste en medio de un estancamiento o recesión es una estrategia suicida que ahoga el crecimiento y va a empeorar la situación fiscal”, señaló a Cash Henning Meyer, de la prestigiosa London School of Economics.
La cultura política francesa favoreció la propuesta del presidente de Francia, François Hollande. La clave de su matriz progresista es que en vez de basarse en impuestos regresivos como el impuesto al consumo (IVA), que afecta a toda la población sin tomar en cuenta sus ingresos, se basa en un aumento de las contribuciones de las grandes corporaciones (10 mil millones) y de las personas con más ingresos (10 mil millones), a lo que se añade un ahorro en gastos administrativos de otros 10 mil millones.
En términos sociales, unos 50 mil contribuyentes, que ganan más de 150 mil euros por año, pagarán un 45 por ciento. El impuesto del 75 por ciento, para los que ganen más de un millón de euros, afectará a unas 5 mil personas.
Según el primer ministro Jean-Marc Ayrault, nueve de cada 10 ciudadanos franceses no pagarán más impuestos en este intento de equilibrar las cuentas fiscales. Pero muchos opinan que esta evaluación es cuanto menos optimista. El mismo gobierno señaló que la división del ajuste será de unos dos tercios de aumentos impositivos y un tercio de recortes al gasto, pero que en 2014 el balance será de 50 y 50. En algún momento, el ajuste afectará el gasto.
Los mismos números del presupuesto son polémicos. El objetivo de reducir el déficit en un año a un 3 por ciento se basa en una proyección de un 0,8 por ciento de crecimiento, algo en lo que pocos creen. A esto se suma la crítica de derecha: los ricos simplemente emigrarán o usarán a sus contadores para evitar pagar más impuestos. En otras palabras: la recaudación adicional que se espera conseguir será mucho menor que la calculada. Según esta visión, a partir de cierto nivel de carga impositiva, no se recauda más: se recauda menos.
“El problema no es cómo se dice que los ricos migrarán a otros países, donde podrían pagar menos impuestos. No se cambia de país así nomás. El problema de la evasión fiscal –que afecta a toda Europa– es más grave, pero se puede neutralizar con un mayor control”, señaló a Cash James Meadaway, de la británica New Economics Foundation.
Con la soga al cuello, España ha elegido la estrategia opuesta a Francia. El presupuesto de 2013 del gobierno de Mariano Rajoy es su quinto ajuste en nueve meses. El gobierno se ha comprometido a una reducción del gasto equivalente a unos 50 mil millones de dólares y un aumento del IVA y de otros tributos generales (incluido un 20 por ciento a la lotería) para recaudar unos 20 mil millones de dólares. Según el gobierno, se trata de un presupuesto equilibrado que se basa en un 58 por ciento de la reducción del gasto y un 42 por ciento del incremento de los ingresos (mayor carga impositiva). El argumento es polémico y deja de lado los cuatro ajustes previos, pero no es el problema más grave. La proyección gubernamental es que la economía disminuirá un 1,5 por ciento del PIB este año y un 0,5 por ciento para 2013.
Si en Francia la proyección oficial de crecimiento es discutible, en España se parece a un deliberado autoengaño. “En la misma España, en Grecia y en otros países se ha visto el impacto de los ajustes en la economía y el equilibrio fiscal. La economía ha profundizado la recesión, el rojo fiscal se ha acentuado, mucha gente ha sufrido las consecuencias y la economía se ha degradado. Este nuevo ajuste no va a ser distinto”, señaló Meyer a Cash.
Según el economista, la clave es reducir la relación entre el tamaño de la economía y su deuda, y eso sólo se logra a través del crecimiento. La misma Francia es uno de los tantos ejemplos. En los cinco años de gobierno de Nicolas Sarkozy, que atravesó el vendaval financiero de 2007-2008, la economía francesa estuvo en recesión o se estancó, y su deuda pasó del 64 por ciento del PIB al 91 por ciento.
Algunos analistas creen que, tarde o temprano, la reestructuración de la deuda será inevitable. Y es que la austeridad tiene una paradoja: una buena parte de los ahorros y aumentos impositivos sirven para pagar los intereses de lo adeudado.
En España, los gastos de la deuda consumirán un 75 por ciento del ajuste que se ejecutará en 2013. En Francia, el cálculo es que los ahorros se dedicarán por entero a pagar intereses, equivalentes a unos 46 mil millones de euros. “Si no hay un retorno rápido al crecimiento económico, habrá una reestructuración. Esto ya ha pasado con Grecia, pero no a un nivel suficiente. Y una reestructuración impactará mucho a los acreedores, en su mayoría bancos europeos que ya son muy frágiles”, indicó James Meadaway a Cash.
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